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El Gran Canaria Arena acoge esta noche la final de la Copa del Rey de Baloncesto, un partido que pone fin a una semana en ... la que el deporte de la canasta ha colocado a Gran Canaria y a su capital en el epicentro informativo. La isla y la ciudad han ejercido de anfitrionas con un balance sobresaliente, tanto en la capacidad organizativa como en la hospitalidad demostrada hacia los miles de aficionados -unos 8.000, según las estimaciones de la ACB y el Cabildo- que se han desplazado hasta Gran Canaria.
A falta del broche de oro hoy a la competición, es de justicia reconocer el trabajo sobresaliente desarrollado por el Cabildo en colaboración con la ACB, así como con el Ayuntamiento capitalino. Cuando hay sintonía institucional y cuando los personalismos se dejan a un lado en aras de un objetivo común, es más fácil conseguir el éxito. Así ha sido en este caso y así lo pusieron ayer de manifiesto tanto los representantes del Cabildo como del Ayuntamiento, así como leyendas del baloncesto como Carmelo Cabrera y Juan Carlos Arteaga, en el programa especial sobre el encuentro de aficiones que emitió en directo la edición digital de este periódico y que fue realizado por Videoreport Canarias. Se ha demostrado, además, que la lejanía no es óbice para acoger grandes eventos deportivos; de hecho, el benigno clima de las islas es un atractivo más para quienes practican el deporte de élite y para sus aficiones.
Si había alguna duda sobre la capacidad de Gran Canaria como para acoger un evento como el Mundial de Fútbol de 2030, estos días ha quedado despejada con el despliegue para la Copa del Rey de Baloncesto. La ACB, que es muy exigente, como es de recibo al ser el baloncesto español uno de los más competitivos del Viejo Continente, comparte el aplauso con Gran Canaria y con ella los aficionados, que este sábado dieron una muestra de sana convivencia y de hermandad en su encuentro multitudinario. La marea humana que transitó entre el parque de San Telmo y la plaza Stagno, junto al Teatro Pérez Galdós, es la constatación de que la sana competencia en la cancha no está reñida con el abrazo.
Acaba por tanto este domingo una competición de altura que se salda con un éxito organizativo indudable. El reconocimiento es más que merecido.
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