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Si una encrucijada es el lugar donde se cruzan dos o más caminos, o una disyuntiva en la que no se sabe cómo actuar, probablemente ... Canarias se encuentre en dicho punto o circunstancia desde la perspectiva de los más recientes y actuales conflictos globales, cada vez más intensos e impactantes. Cual boxeador noqueado tras todo un serial de mamporros recibidos, y tan sólo afortunadamente sostenida en pie gracias a la intensa actividad turística de estos dos últimos años.
Las tensiones bélicas, ya no sólo circunscritas a la invasión rusa de Ucrania, sino con ondas expansivas -ya materializadas o a punto de caramelo- por todo Oriente Medio, en el Mar del Sudeste asiático, en los Estrechos del Mar Rojo y de Ormuz, o en el Sahel, entre otros puntos «calientes» del planeta, pareciera que están arrinconando y preparando a Europa como terreno propicio sobre el que pudiera acabar estallando un nuevo y no deseado conflicto mundial armamentístico. Porque que el canciller alemán, Olaf Scholz, haya solicitado a la industria armamentística de su país que acelere en sus ritmos de producción porque «no son tiempos de paz», no sé a ustedes, pero a mí no me deja tranquilo.
Al igual que tampoco me deja tranquilo que Rusia haya amenazado a Finlandia argumentando que «será la primera en sufrir si siguen aumentando las tensiones con la OTAN». Que Rusia haya puesto «en busca y captura» a la primera ministra de Estonia (miembro de la OTAN desde 2004). Que los servicios secretos de varios países occidentales, entre ellos el del Reino Unido, estén alertando de la cada vez mayor 'militarización' de la enseñanza superior en Rusia y de que pudiera estar preparándose para un conflicto con Occidente en esta próxima década. O que Trump haya lanzado el exabrupto de que «animaría a Rusia a atacar a cualquiera de los aliados de Estados Unidos en la OTAN «que él, como presidente, considere que no han cumplido con sus obligaciones financieras respecto a la Alianza Militar Atlántica. Entre otras referencias de intranquilidad.
En clave económica, y a pesar de las magníficas cifras internacionales, nacionales y regionales que el turismo ha aportado y está aportando tras el fin de la pandemia, el hecho de que Reino Unido, nuestro principal mercado emisor de turistas, haya entrado en recesión técnica tras dos meses consecutivos de caída de su PIB. O la similar situación relativa a que también Alemania, nuestro segundo principal mercado emisor, haya estado tocando con la punta de los dedos la misma recesión técnica, constituyen, ambos ejemplos, escenarios de la economía global que no podemos obviar, y ante los que cabría pertrecharse bien. Como respecto al nuevo bloqueo marítimo mundial de mercancías.
Como también nos debe hacer reflexionar concienzudamente, en materia medioambiental, que el cambio climático esté presentando, cada vez con mayor intensidad, sus credenciales, por la vía del calentamiento global, y en forma de derretimiento de los polos y glaciares; de incremento de los fenómenos de desertificación (incremento de calimas en Canarias) y sequía galopante; de incendios forestales denominados, por su voracidad y propagación, de sexta generación; o del anunciado -incluso por las revistas científicas más prestigiosas- colapso inminente de la corriente oceánica del Golfo (Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico Norte, AMOC en sus siglas en inglés) como consecuencia de la dulcificación -precisamente por el deshielo del Polo Norte- de las aguas saladas oceánicas.
Y cómo no mencionar, aquí en nuestra tierra, el problema mundial relativo a la inmigración de personas que huyen de la pobreza de la desesperación, precisamente por motivo de los conflictos bélicos, terroristas y del cambio climático, situaciones ambas las cuales están convirtiendo sus países en auténticos eriales de vida y esperanza. Sin olvidar otro de los factores que les hunde en la miseria desde tiempos no muy lejanos: el 'derecho de pernada' de potencias económicas de aquí y de allá, respecto a sus recursos naturales, minerales, agrícolas o pesqueros. Con la lógica anuencia de líderes gubernamentales aferrados al poder de la riqueza más individualista.
Una Canarias, aún afortunada respecto a sus coordenadas geográficas, otrora, durante décadas, proyectada en reiterados hilos discursivos como 'plataforma tricontinental', en la que nos encontramos con esta actual dicotomía que generan, de una parte, todos -y más- los conflictos globales antes enumerados, versus, de otra parte, el seguir siendo el destino turístico más anhelado de toda Europa. Con ese efecto 'champán' post-pandémico que, por lo menos, respecto a Canarias, aún sigue teniendo 'gas' en forma de previsión de reservas turísticas para el presente 2024. Aún estén presentes las amenazas a la conectividad aérea a través de tasas, impuestos y/o gravámenes.
Una Canarias, huérfana en estos momentos, de mayores dosis de solidaridad interautonómica y europea en materia de reparto de los miles y miles de personas migrantes que se están jugando, literalmente, la vida por arribar a nuestras costas. Pero espléndida, en general, en el comportamiento de nuestra gente respecto a la ayuda inmediata a prestar a dichas personas, aún en este escenario de avalancha humana que se aferra a Canarias como tabla de salvación y plataforma desde la que intentar seguir su ruta hacia la Europa continental.
Una Canarias de andar por casa, en la que no decaer ni desmotivarnos por motivo de todos los anteriores fenómenos exógenos globales que claro que nos impactan. Sino en la que afrontar, con el mayor de los ánimos y valentía posible, y siendo muy conscientes de que nos encontramos en una auténtica encrucijada temporal, los desafíos diarios relativos a la resolución de problemas de servicios socio-sanitarios; de viviendas; de carreteras; de complementos económicos sólidos respecto a la actividad turística; de medioambiente; de población en situación de pobreza o de riesgo de exclusión severa; de mejora de los niveles educativos; o de la diversificación energética, entre otros problemas acuciantes en nuestra tierra y de nuestra gente.
Desafíos a los que seguir haciendo frente, como si para ello incluso tenemos que echar mano de esas fantásticas gafas de realidad inmersivas, genialmente conceptualizadas por Turismo de Canarias, y enmarcadas en el denominado (googleen) Canary Vision Project. Unas gafas de un diseño imbatible: 'For real. Unnovation. Ergonomical. Economical. Waterproof. Wireless. Reality you can truly see, hear and feel' ('Realidad que realmente puedes ver, escuchar y sentir'). A pesar de la encrucijada.
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