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Cariño, ¿quieres ser mi asesora?

Cariño, ¿quieres ser mi asesora?

José L. Reina

Jueves, 25 de julio 2019, 00:49

El municipio de Telde fue uno de los escenarios donde mayor tensión se vivió a la hora de llegar a un acuerdo de gobierno. Aquella es una tierra muy especial. Simpatías y desprecios personales juegan un factor tan decisivo como los que otorga el voto. De ahí que la tercera fuerza política en las últimas elecciones se haya encontrado de golpe, y para su sorpresa, con la alcaldía de uno de los municipios más importantes de Canarias.

La incapacidad para llegar a un acuerdo entre socialistas y nacionalistas de Nueva Canarias, tuvo como resultado que CC se aprovechara de la chiquillada, y le tendiera la mano a una Carmen Hernández que la aceptó con sumo gusto. Fue su única vía de escape para mantener el poder, aunque compartido, en un municipio que era emblema del partido en Gran Canaria.

Además, sirvió como toque de atención a un PSOE torpe, que no supo amarrar esos escenarios por mantener un pulso algo estúpido, que casi le cuesta el Gobierno, el Cabildo, y varias plazas importantes.

En plena decadencia real de CC en toda Canarias, de pronto se encontraron con que se habían hecho con Telde. El flamante alcalde, Héctor Suárez, regirá el municipio los dos primeros años de legislatura, para luego cederle el testigo a la ganadora de las elecciones, Carmen Hernández. Todo dentro de la normalidad democrática, hasta que sucedió algo que no debería haber sucedido, y que no está a la altura de un consistorio que merece algo más de respeto.

Gloria Cabrera Calderín, empleada del Ayuntamiento de Telde desde hace años, ha formado parte de diferentes equipos de gobierno, tanto con NC, como CC. En el último mandato ocupó la delegación de Urbanismo, Patrimonio Histórico y Municipal y Playas. Además de tener un puesto de responsabilidad en CC a nivel insular, Gloria Cabrera es uno de los fichajes que ha hecho recientemente Héctor Suárez para su gabinete. Todo sería normal si no fuera por el detalle de que Gloria y Héctor están casados.

Ahí ya las trayectorias pasadas pierden importancia, y lo que queda en la mente del teldense es que el alcalde le ha puesto despacho a su mujer, a razón de un buen salario. Además, el puesto requiere de una titulación superior a la que atesora la contratada, por lo que es más recriminable si cabe.

No dudo de la valía que pueda atesorar Gloria Cabrera, pero no comparto la contratación. Y me sorprende el pasivo papel de la oposición, a excepción de Podemos, que lo califica de «nepotismo». No creo que sea esa la expresión adecuada. Yo lo califico de pésimo gusto, y muy poca inteligencia política.

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