Salvo José Segura, director general de Casa África, y un puñado de periodistas voluntariosos e impenitentes, apenas se habla por estos lares del vecino continente. O para ser más exactos, del continente del que formamos parte geográficamente. Esa condición nos obliga a tener muy en cuenta lo que allí sucede, pues la distancia es ninguna en este mundo hipercomunicado, donde lo bueno y lo malo atraviesan fronteras con la facilidad con que el cuchillo atraviesa la mantequilla cuando lleva un tiempo fuera de la nevera.

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Mientras aquí seguimos entretenidos con que si nos quitamos o no la mascarilla, si el Consejo Interterritorial de Sanidad puede o no imponer las decisiones que se adopten por mayoría o si el último sondeo apuntala una victoria del Partido Popular y una mayoría absoluta con la extrema derecha como aliado necesario, en Burkina Faso el terrorismo islamista se llevó por delante la vida de más de un centenar de personas.

Hombres, mujeres y niños cayeron por igual víctimas de las balas en un ataque indiscriminado, todavía más doloroso porque a no muchos kilómetros había fuerzas militares internacionales. Pero ya se sabe que este tipo de misiones se realizan últimamente con tanto miedo que sus integrantes son los primeros que no tienen claro para qué lo mandaron a territorio hostil.

Burkina Faso es otro de esos países que seguramente solo aciertan a colocar en el mapamundi los avezados concursantes de 'Pasapalabra'. Pero vale la pena hacer el ejercicio de buscarlo y luego recordar dónde estamos nosotros. Esos segundos de búsqueda servirán para entender algo mejor el fenómeno de las migraciones irregulares. Porque ahora toca ponernos en la piel de los supervivientes de la masacre y pensar qué les dirán a los hijos que hayan sobrevivido a los disparos. Evidentemente, que salgan corriendo, que se armen de paciencia pero que crucen miles de kilómetros para llegar al mar y encontrar hueco en una de esas pateras y cayucos que parten hacia Canarias, que también es África pero que es Primer Mundo. Porque aquí no hay riesgo seguro de caer bajo las balas. Otra cosa es que empieza a haber riesgo seguro de caer bajo las miradas xenófobas.

Mientras Europa siga pensando que los problemas en África se resuelven solos o con raquíticos destacamentos de militares, pues así les irá a ellos y así nos irá a nosotros. Ycuando digo nosotros no digo Europa, sino que me refiero a Canarias, Porque sí, somos África.

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