Dos apuntes para cerrar la semana

La Fiscalía, la isla y los municipios. Veremos qué concluye el Tribunal Supremo en una resolución que se espera con gran interés sobre la propuesta canaria de toque de queda para detener los contagios por el coronavirus covid-19. Pero de momento ya tenemos un primer apunte relevante: la Fiscalía entiende que sí puede haber argumentos para ese confinamiento de facto en horario nocturno, pero no en todo el territorio insular, sino específicamente en los municipios afectados por una elevada incidencia de contagios. Eso obligará, si el Supremo lo asume, a que el Gobierno canario cambie de manera notable el procedimiento seguido hasta la fecha, de manera que el territorio insular dejaría de ser la gran referencia. A ver cómo encajan esa decisión los alcaldes, en especial esos que tantas facilidades dieron a sus vecinos para pleitear contra el Gobierno.

Si nada lo remedia, se puede avecinar un pulso -otro más- entre ayuntamientos y Gobierno, y todo ello con la salud de por medio. Mientras, cuesta entender que el aumento de nivel acordado el jueves no se aplicase de manera inmediata. La excusa es que así se da tiempo a las empresas, mayormente las de restauración, a adaptarse a los cambios normativos. Pero si estamos hablando de una urgencia sanitaria, digo yo que lo prioritario es evitar más contagios. Y cada hora que pasa es una garantía de más casos. No hay más que ver las cifras de ayer. ¿Será acaso que el Gobierno canario empieza a tirar la toalla y da por inevitable que la quinta ola se extienda? Me incluyo entre los que todavía quieren pensar que no es así. ¿O será que en el Gobierno regional son más los que prefieren no cosechar otra derrota judicial aunque -y hay que subrayarlo- lo que esté sobre la mesa sea la salud?

Haciendo las Américas. Se fue Pedro Sánchez a una gira por Estados Unidos. Una gira con una agenda cargada de citas con inversores y con visitas de contenido científico y tecnológico... justo cuando acaba de cambiar al titular del Ministerio de Ciencia. Cuesta comprender el sentido real de esa gira, salvo que sea para que el presidente desconecte unas horas y cargue las pilas al otro lado del Atlántico. Máxime cuando en la visita no se incluyó una reunión formal con el equipo del presidente de Estados Unidos -empezando por una cita con el mandatario, el hombre con mayor poder político del planeta-. Suena a visita organizada al estilo del defenestrado Iván Redondo: mucha mercadotecnia y poco o nulo contenido. Y de utilidad, pues mejor ni hablar.