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La desigualdad que ha provocado la discriminación o invisibilización de las mujeres y sus aportaciones a lo largo de la historia, además de constituir una ... vulneración de los derechos humanos, es dañina para el conjunto de la sociedad. En muchos casos, nos priva de una parte fundamental de los logros y avances colectivos.
Es innegable la importancia crucial que han tenido las mujeres en la creación y estabilidad de la sociedad grancanaria. Desde la aportación de las mujeres rurales en tiempos en los que éramos una sociedad eminentemente agrícola y ganadera hasta su participación en los ámbitos científico, tecnológico, artístico, deportivo, entre otros. El progreso de nuestra sociedad no se podría entender sin ellas.
No hay suficientes artículos, periódicos ni blogs para nombrar a todas las mujeres que han hecho aportaciones relevantes al progreso de Gran Canaria, tanto en el presente como a lo largo de la historia. Además, no debemos limitarnos a reconocer sólo a aquellas que han alcanzado la celebridad, pues cada día cientos de miles de mujeres en esta isla contribuyen con su esfuerzo y trabajo a construir un futuro mejor. No obstante, con motivo del Día Internacional de la Mujer, el renombrado 8M, me gustaría citar a algunas que han tenido una estrecha vinculación con la acción del Cabildo de Gran Canaria. Y es que conviene recordar que la historia de esta isla también se escribe con nombre de mujer. Y no solo con el nombre, sino con los dos apellidos, el de sus padres y el de sus madres.
Ante la crisis humanitaria que estamos viviendo, quiero hacer mención a cada una de las 396 mujeres que encontraron en Gran Canaria tierra firme en 2024 tras sobrevivir a la peligrosa ruta canaria. Una ruta que sumó 46.000 rostros llegados del mar solo el año pasado. Las mujeres, especialmente vulnerables en las fronteras, son un eslabón frágil en el violento y machista mundo que convierte la migración en una moneda al aire. Muchas se ven obligadas a atravesar el mar para luchar contra la desigualdad sin saber nadar, confiando en encontrar una tierra firme que puede o no aparecer, pero en la que creen.
Por eso, quiero traer a este texto a Nadine, que llegó con su hija, ambas solas, después de que su marido fuera asesinado en Malí. Tomó a su pequeña, cerró la puerta de su casa para no volver y recorrió la distancia que la separaba del océano. Se lanzó a las aguas atlánticas en un cayuco blanco con la esperanza de hallar una tierra segura. Y a Gran Canaria llegó. Porque somos hogar, pero también somos refugio para quienes buscan sobrevivir. Porque de sobrevivir saben mucho las mujeres migrantes que sostienen una parte esencial de nuestra sociedad, sin que se les reconozcan derechos fundamentales de ciudadanía. Y no solo en el trabajo doméstico, como se les pretende reducir a menudo, sino en sectores clave como los cuidados, el diseño, la sanidad o la agricultura.
Este año, la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria ha llevado a cabo una preciosa campaña para recordar a María del Pino Ojeda Quevedo, escritora que unió su apellido paterno a la última letra de su nombre para firmar como PinOjeda. Fue una artista total, con un gran manejo y defensa de la palabra. De ella se recuerda su afirmación: «Es el único medio para expresar lo inefable. La poesía no podría existir sin la palabra, porque la palabra es lo único que existe». Y la poesía en esta isla singular no se podría comprender del todo sin su verbo. Este año la hemos nombrado Hija Predilecta de la isla.
Comencé este artículo resaltando la importancia histórica de las mujeres rurales en Gran Canaria. Pero su papel sigue siendo fundamental para la supervivencia de un sector estratégico en la sostenibilidad de Canarias. En noviembre de 2024, entregué los reconocimientos a los mejores vinos y quesos de Gran Canaria, donde cada vez hay más mujeres, tanto en las bodegas como en las queserías. Uno de estos premios lo recibió Llailma del Carmen Saavedra Suárez, de la Quesería La Renta de La Aldea. Al finalizar, se ofreció un ágape a los galardonados y sus familiares. Cuando la invitaron a quedarse, Llailma respondió: «No puedo, tengo a las cabras pariendo y el alma en vilo».
El alma en vilo. Una forma de estar. La última letra de su frase se perdió en el eco de la escalera mientras se alejaba rumbo a La Aldea, para seguir dando, cuidando y protegiendo. Aquellos premios los entregué junto a María del Carmen Pérez Castellano, ganadera y presidenta de la Coordinadora de Organización de Agricultores y Ganaderos de Canarias (COAG).
El 2024 ha sido un año en el que el deporte femenino ha seguido consolidándose. Aunque las mujeres llevan décadas destacando en diversas disciplinas, este año hemos presenciado hitos que han trascendido lo deportivo. Uno de los más significativos ha sido el ejemplo de las jugadoras de la selección española de fútbol, que exigieron respeto y cambios en la federación. Además, en los Juegos Olímpicos de París, por primera vez en la historia, España estuvo representada por más mujeres que hombres. Entre ellas, seis deportistas grancanarias: Leonor Rodríguez, Leticia Romero y Maite Cazorla en baloncesto, Tara Pacheco en vela, Lorea Ibarzábal en atletismo y Misa Rodríguez en fútbol.
Resulta esencial dar visibilidad a la labor crucial que desempeñan las mujeres en el seno de nuestra sociedad. Forma parte de nuestra acción de gobierno. Dentro de este trabajo responsable y coherente, el jueves pasado inauguramos en la sede del cabildo la exposición 'Ellas innovan, ellas transforman'.
La muestra se articula en torno a ocho mujeres de ámbitos tradicionalmente invisibilizados. Y pone de relieve cómo las mujeres, desde sus distintas realidades, han jugado un papel crucial en la construcción de un mundo más innovador y sostenible. Desde científicas pioneras que rompen barreras en sus campos hasta emprendedoras que lideran iniciativas verdes, cada historia conecta logros globales con vivencias locales. Por lo tanto, las historias individuales se convierten en inspiración colectiva para generaciones presentes y futuras. Ellas son Nira Santana Rodríguez, creadora de videojuegos; Esther Pérez Verdú, tecnóloga en NemeSys 2.0; Guayarmina Peña García, ingeniera y CEO del ITC; María del Carmen Pérez Castellano, presidenta de la COAG; Cristina Fernández Gil, científica marina en Oceanográfica; Sandra Armas Juez, vitivinicultora de Bodegas Bentayga y presidenta de la Ruta del Vino de Gran Canaria; Anabel Calderín Castro, gerente de la granja escuela La Jaira de Ana; y Noemí Tejera Mujica, arquitecta y docente de la ULPGC.
El día 14 reconoceremos también con los honores y distinciones del Cabildo de Gran Canaria además de a Pino Ojeda Quevedo a Laura Vega Santana, artista, compositora; Saray Manzano Romero, una figura del voleibol femenino; Caridad Rodriguez Pérez Galdós por sus investigaciones y aportaciones a la etnografía y las tradiciones populares y Cynthia Viera Pérez por su contribución a la creación artística.
Podría seguir escribiendo nombres de mujeres que hacen de Gran Canaria un lugar mejor, más comprometido y moderno. Un lugar que protege su pasado sin dejar de mirar al futuro. Las mujeres citadas las representan a todas y nos obligan a valorar diariamente esa dedicación que nos humaniza y nos hace mejores.
Las políticas de igualdad son una cuestión de justicia social y de reequilibrio, tras una historia en la que los progresos del hombre han estado en el centro y su visibilidad por delante. Y escribo esto como hombre, consciente de lo que he tenido que desaprender y de los privilegios que me han sido dados. También de que es un camino que debemos seguir transitando cada día, revisando la educación que hemos recibido y que aún impera. En los hombres está una parte de la respuesta que este momento histórico requiere: más igualdad es desarrollo social justo. Al machismo solo cabe rechazarlo y desbordarlo.
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