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Adiós a un año (multi) electoral

Adiós a un año (multi) electoral

Domingo, 29 de diciembre 2019, 12:58

Se nos va 2019, año en que el calendario señalaba que correspondía celebrar en mayo elecciones locales, cabildicias y autonómicas, además de las europeas. Pero que, al final, tuvo dos citas extras más con las urnas: las elecciones generales del 28 de abril (tras no contar el Gobierno de Pedro Sánchez con apoyos para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado) y nuevamente, fruto del fracaso de la política, de la incapacidad de entendimientos y acuerdos para establecer un Gobierno estable, nuevos comicios el 10 de noviembre.

Tras estos, y de forma sorpresiva por los profundos desencuentros y mutuos desaires de hace bien poco, PSOE y Podemos establecieron inmediatamente un principio de acuerdo para gobernar que cogió a las tres derechas con el paso cambiado, aunque a una de ellas, Ciudadanos, las urnas ya la había dejado en flagrante fuera de juego. Un pacto muy complejo, que se complica por la situación emocional en Cataluña tras la sentencia del procés y tras los recientes pronunciamientos de los tribunales europeos sobre la inmunidad de Oriol Junqueras.

Un pacto de gobernabilidad que precisa del apoyo de más fuerzas políticas, en un Congreso de los Diputados muy fragmentado. Pero que es, al menos de momento, la única alternativa viable. No es de recibo que la falta de miras, el regate en corto y el ombliguismo de las grandes formaciones políticas, obliguen a unas nuevas elecciones. Como las que marcaron un 2019 que volvió a ser un hermoso año reivindicativo del feminismo y, asimismo, en el que se incrementaron las movilizaciones contra la crisis climática. En ambos casos con una esperanzadora gran participación de gente joven.

En el caso de Canarias, este año fue el del fin de una larga hegemonía de Coalición Canaria, tanto en el Gobierno como en numerosos ayuntamientos y cabildos de las Islas, iniciada en 1993 tras el triunfo de la moción de censura a Jerónimo Saavedra que llevó a Manuel Hermoso a la Presidencia. Su mejora en votos -especialmente en las circunscripciones de Lanzarote y de Gran Canaria, en esta última gracias al pacto con José Miguel Bravo de Laguna- no sirvió para sostenerla en las instituciones tras 26 años de gobiernos en solitario o de coalición, tanto con el PP como con el PSOE.

Soledad

En una etapa sin mayorías absolutas y con imprescindibles pactos interpartidarios en casi todas las instituciones, Coalición se quedó en una situación de absoluta soledad en medio de un panorama hostil en el que todos pactaban contra ella. Más de uno estaba esperando en la bajadita a Clavijo y los suyos por pasados agravios, rompiendo con la tradición de que, ganara quien ganara las elecciones, la Presidencia del Ejecutivo le correspondía a CC.

Canarias tiene ahora un Gobierno progresista, sustentado en cuatro fuerzas políticas, que se ha planteado las políticas sociales (renta de ciudadanía, planes de vivienda, mejora de los servicios públicos, igualdad entre mujeres y hombres...) y medioambientales, como ejes de su actuación. Los primeros presupuestos, con sensibles aumentos en la educación y en la sanidad, así como con imprescindibles modificaciones fiscales, por modestas que estas sean, apuntan en la buena dirección. Aunque se hace preciso mantener una continuidad a lo largo de la legislatura si se quiere impactar nítidamente para reducir la gran desigualdad social de las islas. Queda mucho por hacer si se pretende alcanzar parámetros medios estatales en todos los ámbitos.

En nuestra Comunidad no andamos sobrados en casi nada. Con elevadas cifras de desempleo y no menores datos de pobreza y exclusión social. Con la progresiva pérdida de convergencia respecto a la renta per cápita estatal. Con debilidades en los servicios públicos. Con retrasos intolerables en la aplicación de la ley de la dependencia. Con problemas en una movilidad terrestre que tiene poco o nada de sostenible que origina atascos, contaminación, costes económicos y muchos cotidianos nervios. Con sensible retraso en la implantación de las energías renovables de las que, dicen, somos paraíso.

Con preocupación por las consecuencias que el brexit tendrá en nuestra economía (turismo y sector primario de exportación) y, asimismo, por cómo queda el marco financiero europeo para el 2021/2027, especialmente respecto a los fondos estructurales y de cohesión que el archipiélago recibe, y que tanto han contribuido a nuestro desarrollo. Con Marruecos amenazando con sacar adelante proyectos legislativos que afectan a nuestras aguas.

Dos orillas

Por ahora Coalición Canaria se encuentra en la oposición y su rival en el espacio nacionalista, Nueva Canarias, forma parte del Gobierno que preside el socialista Ángel Víctor Torres. Y se vuelve a hablar de acercamiento entre las dos orillas de ese ámbito, el nacionalista, aunque aún las cosas están muy poco maduras y queda mucha senda que recorrer. Con el Congreso de Coalición como una cita relevante a mitad del próximo año, que puede ayudar a avanzar en ese proceso de mayor entendimiento. O, todo lo contrario, separarlos todavía más.

La confluencia entre CC y NC en los comicios de noviembre fue un pequeño paso, que no todos entendieron en ambas organizaciones, pero sin duda positivo para que Canarias intente sacar la cabeza en el concierto estatal. En un contexto tan complejo, no estar presente en las Cortes generales hubiese sido un verdadero suicidio político que el nacionalismo canario no se podía permitir. Son tiempos para la generosidad, la flexibilidad y el acuerdo. Y para la autocrítica, sin duda.

Los nacionalistas canarios deben gestionar de forma adecuada e inteligente su presencia en Madrid y el valor de sus votos. Contribuyendo modestamente a la gobernabilidad que precisa el conjunto del Estado, también Canarias, para abordar los enormes retos del próximo período: presupuestos estatales para 2020, financiación autonómica, sostenibilidad del sistema de pensiones públicas, reforma laboral, pacto social y político por la educación, políticas efectivas contra la Crisis Climática.

Sin necesidad de inventarse nuevas exigencias ni de ampliar forzadamente agendas. Solo con la justa reivindicación ante el Gobierno central de que cumpla con nuestro Estatuto y con nuestro REF, reformados el pasado año, así como con los acuerdos presupuestarios correspondientes a las cuentas públicas de los años 2017 y 2018. Resulta casi de Perogrullo pedir que se cumpla con la ley y con lo pactado, pero conociendo los modos y maneras de los partidos estatales, de izquierdas o de derechas, con Canarias, yo no me fiaría mucho. Más bien, aprendiendo de la historia, no me fiaría casi nada. Y vaya que me gustaría equivocarme.

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