Los lobos han habitado la Península Ibérica durante cientos de miles de años, incluyendo Navarra, mi tierra natal, y Bizkaia, la de mi madre. Desde ... el siglo XIV, el lobo estuvo en el escudo de Bizkaia hasta que, en 1986 fue eliminado por una decisión política y simbólica. La fuerza y el valor que representaba pasó a verse como un problema por su conflicto con la ganadería. Quitar a los lobos del escudo fue un primer paso; más grave es su exterminio en la naturaleza. Eliminar a un depredador clave es decir 'no' a la naturaleza. En Euskadi, el lobo ha sido casi erradicado y sigue siendo estigmatizado por la política y los medios. Los bulos se mezclan con mentiras y medias verdades.
Es cierto que los daños al ganado pueden causar pérdidas económicas. La solución está en medidas de protección, el pago de daños y la información y educación ambiental. Si la situación lo justifica, se pueden tomar medidas de control, pero no debe convertirse en una persecución indiscriminada. En Euskadi, donde el lobo es el único gran carnívoro, debería considerarse propio, un símbolo de orgullo, como lo fue para familias y reinos que llevan su nombre o figura.
'Territorio Lobo' es un libro (y una película en fase final de producción) sobre el lobo y su hábitat. Desde los capítulos de 'El hombre y La Tierra' de Félix R. de la Fuente, el lobo me ha fascinado. Cuando empecé a rastrear lobos apenas tenía 20 años, y encontrarlos era una tarea extremadamente complicada. Lo habitual era pasar una o dos semanas sin avistarlos. Más que ir a hacer fotos, salía a ver si tenía la suerte de encontrar alguno. Con el tiempo, logré las primeras diapositivas. La mayoría estaban hechas en condiciones de poca luz, a una enorme distancia, con mucho grano, borrosas o movidas. Aun así, para mí eran mis auténticos tesoros.
No podría contar todas las jornadas que he salido en su busca por montañas, bosques y campos. Lo he seguido por Galicia, la Cordillera Cantábrica, Portugal, Tierra de Campos y Zamora. Durante los años noventa y comienzos del siglo XXI, pasé semanas completas observando y fotografiando lobos ibéricos. Las estaciones transcurrían al ritmo lento que exige la observación de las manadas o ejemplares solitarios. Esperas y esperas. Veranos cálidos, inviernos rigurosos, primaveras de ensueño y otoños de colores cambiantes.
Mi memoria me transporta al momento en que supe que los lobos habían regresado a los Pirineos, al lugar donde vivo. Pocas semanas después, partí en su busca. Recuerdo el día en que vi mi primer lobo cerca de casa. Caminé por un paisaje de alta montaña en el Pirineo oriental, entre pinos negros y rocas con líquenes. Durante el Cuaternario, esos valles estuvieron cubiertos por glaciares. Sus cimas delimitaban la frontera con Francia. La tarde estaba soleada, con brisa suave. Un grupo de buitres leonados sobrevolaba mi cabeza. ¿Habrían visto algo? Las marmotas chillaban, las chovas piquigualdas cantaban. Oía el viento. De repente, un chillido de dolor. No lo vi, pero lo supe: un lobo había cazado. Su presa, un sarrio, aún vivía entre sus dientes. Minutos después, murió asfixiado. El lobo se alejó con él. Subió hacia un collado. El peso del sarrio lo obligó a descansar. Cruzó un arroyo, siguió ascendiendo y lo perdí de vista. En la naturaleza salvaje, cazar no es crueldad, es equilibrio. El lobo cumplía su papel de predador.
Un lobo solitario caza sin ayuda, pero en grupo son más eficaces, y la cooperación en grupo les permite acorralar presas grandes. De hecho, los lobos son predadores apicales, es decir, que están en la cima de la pirámide ecológica. Regulan el ecosistema controlando las presas y beneficiando a otras especies. Su dieta es casi exclusivamente carnívora, aunque a veces comen frutos. En Europa cazan ciervos, corzos, jabalíes, rebecos, cabras montesas y pequeños mamíferos. También se alimentan de carroña y, cuando pueden, atacan al ganado. Ovejas, cabras, potros y terneros son presas fáciles para la inteligencia y la fuerza del lobo. Desde el Neolítico, el hombre y el lobo han estado en conflicto. Con la tecnología actual, es increíble que no se haya resuelto. La guerra contra el lobo sigue en Europa, Asia y Norteamérica.
En el siglo XX, los lobos desaparecieron de los Pirineos. En Navarra, Euskadi, Francia, Cataluña y Aragón no quedó ni uno. La estricnina fue clave en su exterminio. También desaparecieron en gran parte de Europa occidental. Tuvieron que pasar años para que volvieran a aparecer. Lo sorprendente fue que no venían desde la Península Ibérica, sino de la población italiana que llegó desde Francia.
Gracias a la protección legal desde los 70, los lobos han regresado a Alemania, Francia, Países Bajos y Suiza. En Italia, su población se ha multiplicado por treinta. Su gran capacidad de dispersión les permite recorrer largas distancias buscando territorio, pareja, alimento o una manada.
En los Pirineos no existe una población estable de lobos, sino que solo se han registrado individuos aislados que llegan desde otras regiones. Un dato curioso es que, en 2025, se ha detectado un lobo que ha cruzado la frontera desde Francia y se ha acercado a Navarra y Gipuzkoa. Hasta ahora, todos los lobos identificados en los Pirineos provenían de Italia, siguiendo la expansión natural de la especie en Europa. Sin embargo, en 2023 se documentó un caso excepcional: un lobo que llegó desde Alemania tras recorrer 1.240 kilómetros, uno de los desplazamientos más largos registrados para esta especie.
En Euskadi, las poblaciones de lobos más cercanas se encuentran en Cantabria, Burgos y La Rioja. La presión en su contra es constante y no se les permite criar. Si una manada se establece y se reproduce, supondrá un reto para los ganaderos y requerirá gestión. Sin embargo, es importante remarcar que no hay riesgo para las personas: los ataques de lobos son prácticamente imposibles. Los argumentos utilizados en el Congreso estas semanas, como el supuesto peligro para los niños o la existencia de plagas de lobos, son simplemente mentiras.
Treinta años más tarde de mi primer encuentro, la visión de un lobo en libertad sigue representando para mí la esencia misma de la naturaleza. Lograr fotografiarlo o filmarlo es abrir una pequeña ventana al misterioso universo del lobo.
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