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Pedro Sánchez sigue sin aportar cifras que ilustren cuánto puede suponer en términos económicos su promesa de acelerar el gasto militar para alcanzar lo antes ... posible el 2% del PIB, pero en su intervención ante el Congreso para dar cuenta de sus últimas reuniones internacionales en pleno giro de la política exterior estadounidense, sí anunció que antes del verano pondrá en marcha un gran Plan Nacional para el Desarrollo e Impulso de la Tecnología y la Industria de la Seguridad y Defensa españolas, que funcionará de forma similar al plan de recuperación de la pandemia. Y, una vez más, en un intento de vencer las resistencias de sus socios de Gobierno e investidura, aseguró que se hará sin «sin tocar un céntimo del gasto social o medioambiental».
El jefe del Ejecutivo explicó que el plan concentrará «el grueso de la inversión adicional exigida para cumplir con nuestros socios europeos», que se canalizará a través de programas de colaboración público-privada para crear, dijo, «un nuevo salto tecnológico e industrial en España». Sin embargo, insistió en que aún es pronto para poder ser más específico respecto al ritmo y las cuantías con los que estará dotado porque tampoco la UE ha sellado una posición definitiva sobre los esfuerzos que cada país ha de realizar ni él ha tirado la toalla en su empeño de que, además de créditos, haya un mecanismo de mutualización de deuda y transferencias a fondo perdido como el creado para hacer frente a las consecuencias económicas de la covid.
«Sé bien que no todos los países comparten nuestro enfoque -reconoció-. Pero, aun así, daremos la batalla». De hecho, anunció que en breve remitirá a Bruselas una propuesta específica para crear una Entidad de Propósito Especial Europea, que permitiría combinar préstamos y ayudas directas y desarrollar «un mecanismo de gobernanza que haga posible una coordinación real entre Estados Miembros».
Convencer a Sumar, a ERC, al BNG, Bildu y, sobre todo, a Podemos de que el nuevo escenario no implica entrar en una «carrera armamentística» y puede contribuir a mejorar a la economía y las condiciones de vida de los españoles no será sencillo. Al mismo tiempo que Sánchez se esforzaba en el pleno de la Cámara baja en hacer lo que en Moncloa definen como «pedagogía», el coordinador general de IU, Antonio Maíllo, anunciaba en Canal Sur movilizaciones «en contra de la escalada bélica que ha iniciado la UE» oportunidad económica para el país. Pero los socialistas tratan de restar trascendencia a las discrepancias y creen que ya han logrado modular algunas posiciones.
El presidente del Gobierno defendió que ha llegado la hora de «dejar de mirar al futuro con ojos del pasado y prepararnos para las nuevas amenazas a las que ya nos estamos enfrentando», tras el acercamiento de Donald Trump a Vladímir Putin. «Debemos superar el bloqueo de la melancolía, y adaptarnos a la nueva situación. Por muy descorazonadora que sea. Ya no podemos asumir que otros protegerán nuestros cielos, nuestras infraestructuras, o nuestras fronteras. Tendremos que hacerlo nosotros. De forma inteligente, eficaz y coordinada», argumentó.
Sánchez defendió así que es preciso crear ya un Ejército europeo y que España debe contribuir a ello. Pero añadió: «A nuestra manera», «Siendo fieles a nuestros valores, a nuestros intereses sociales y a nuestras necesidades estratégicas», remarcó. El jefe del Ejecutivo lleva ya varias semanas peleando por que la UE acepte una definición de gasto en defensa más amplio que abarque todo lo que pueda ser entendido como inversión en seguridad, desde protección frente a los ciberataques (según dijo, España recibió el año pasado 177.000, de los que mil tuvieron como objetivo infraestructuras o servicios críticos), a la lucha contra el crimen organizado, el control de fronteras o la respuesta a emergencia climática.
Esa visión más amplia busca, por un lado, a alcanzar con mayor facilidad el 2% del PIB comprometido pero también vencer la oposición antibelicista a la que se enfrenta entre sus propios aliados. «No vamos a atacar a ningún territorio. Pero vamos a defender el nuestro con el mejor talento y las mejores tecnologías que existan. Y además -incidió- vamos a asegurarnos de que los frutos de este esfuerzo industrial que nos toca hacer beneficien a España y Europa».
El presidente insistió de este modo en que el propósito es que las inversiones realizadas sirvan para crear empleo y empresas, y «continuar con la reindustrialización emprendida desde hace siete años», en la respuesta a la pandemia.
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