Pedro Sánchez sigue intentando pulir las reticencias de sus aliados de la izquierda al aumento del gasto militar que reclaman la OTAN y la UE ... para hacer frente a la amenaza de Vladímir Putin. El presidente del Gobierno, que hoy se reunió en Finlandia, país fronterizo con Rusia, con el primer ministro Petteri Orpo, aseguró que España «está preparada» para llegar al 2% del PIB de inversión, pero también evitó cualquier lenguaje belicista y defendió que el objetivo es trabajar por una Europa que "nos proteja frente a todas las amenazas" incluidos "los ciberataques o las catástrofes climáticas" o la vigilancia de las fronteras.
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Un día después de constatar en la Moncloa -en una reunión con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz- el rechazo de Sumar a ese incremento, y en vísperas de recibir al resto de fuerzas parlamentarias, salvo Vox, el presidente el Gobierno recordó que en los últimos siete años ya ha habido un incremento importante (realizado en muchos casos mediante fórmulas que han permitido esquivar el Congreso). Sin embargo, evitó una vez más concretar qué plazos se marca exactamente para alcanzar ese 2% que en 2022 fijó como objetivo para 2029 y en qué medida podrá crecer el gasto ya este mismo año, Y dio a entender que las críticas de sus aliados, con especial ímpetu de Podemos pero no solo, son prematuras.
Sus intentos no impedirán que este jueves, en las entrevistas de media hora que mantendrá en la Moncloa, se encuentre con una actitud hostil. El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ya adelantó hoy en los pasillos del Congreso que los partidos de izquierdas e independentistas están buscando "consensuar un discurso común" para que entienda que "hay una mayoría que está en contra" aumentar el gasto en defensa porque "ya se gasta muchísimo" y defendió que, lo que se haga, se debería votar en la Cámara baja. Pero en el Gobierno insisten en que el asunto no se va a dirimir de la noche a la mañana y, a priori, apuntan a que, aunque haya debate parlamentario, el grueso del aumento del gasto no requerirá de la aprobación de las Cortes.
De momento, Sánchez está más centrado en otra batalla, la europea. Y es ahí donde se encuadra su visita a Finlandia y Luxemburgo, en busca de apoyos a sus planteamientos. En un momento en el que desde la Alianza atlántica y desde la Comisión Europea se insiste en que hay que actuar «con valentía» y hacerlo «ya» y en el que se apunta ya a una necesidad de gasto superior al 3% del PIB, el jefe del Ejecutivo, el presidente del Gobierno argumentó -en línea con los planteamientos que también esgrime Yolanda Díaz- que es preciso asumir un debate «troncal» y determinar, primero, si lo que hace falta es «gastar mejor»; segundo, definir cuáles son las amenazas reales que llegan, no solo desde el Este sino también «del flanco Sur», y, finalmente, determinar cómo se financian las «capacidades» requeridas.
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Sánchez pretende que, al margen de los 150.000 millones en créditos ya anunciados por Ursula Von der Leyen la semana pasada, la UE apueste por transferencias directas, a fondo perdido. Pero, consciente de los recelos que eso pueda suscitar en algunos estados y de los prejuicios respecto a los socios del sur, en Helsinki argumentó que no es en este caso una demanda pensada en beneficio propio. "Mi propuesta es que se envíen sobre todo a los países Bálticos y nórdicos, a aquellos países más cercanos a la frontera rusa. Ellos necesitan palpar esa solidaridad de la UE en su conjunto", esgrimió.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, también defendió en las reuniones del Eurogrupo y el Ecofin que haya flexibilidad a la hora de definir qué partidas pueden quedar fuera de las reglas fiscales, otra fórmula planteada por la Comisión para favorecer el aumento de la inversión, y que no se haga una interpretación estricta, limitada al armamento sino que se abogue por un concepto más amplio de "seguridad". Polonia o Francia también mantienen esa postura.
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En la comparecencia conjunta con Sánchez, Orpo, líder del conservador Partido de la Coalición Nacional, también defendió que no es el momento de ser «frugal» (el término utilizado habitualmente para referirse a los países del norte, contrarios a medidas de gasto expansivas) y, tras asegurar que su país ya ha recortado mucho el gasto público para hacer frente a la situación, defendió que es necesario «un instrumento para toda Europa». «Necesitamos financiación. No solo los préstamos; financiación», subrayó.
En lo que, sin embargo, el primer ministro finlandés mostró menos sintonía con Sánchez fue en su argumento de que la UE tiene que tener en cuenta también otras amenazas como las que provienen del Sahel o del norte de África. «Ahora -reclamó- debemos centrarnos en la frontera oriental»
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