«Cataluña no puede formar parte del café para todos». Mensaje claro y directo del secretario general de Junts, Jordi Turull, al Gobierno. Un mensaje con doble significado, de acuerdo a las negociaciones en las que están en curso el Ejecutivo central y los independentistas. ... En primer lugar, en clave de negociación del traspaso de las competencias en materia de inmigración a la Generalitat que exige Junts y que son la clave para el apoyo de los de Puigdemont a los socialistas y que podría llevarles a retirar la petición de un debate sobre la cuestión de confianza. A día de hoy, no obstante, «no se ha restaurado la confianza», según Turull. El PSOE no cumple y no estamos pensando en retirar la moción, ha avisado.
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Junts exige competencias plenas para la Generalitat y rechaza de plano cualquier propuesta del Gobierno que vaya en la línea de impulsar una ley orgánica que permita a las comunidades gestionar la acogida migratoria pero no las fronteras. «No sabemos nada de ello. Lo que sabemos es lo que estamos negociando con el Gobierno, el compromiso para el traspaso de la gestión integral de las competencias en materia de inmigración», ha asegurado desde La Pobla de Mafumet (Tarragona). «No sabemos por qué salen ahora con este cirio roto», ha advertido al Gobierno. Y la referencia del «café para todos» iba también tras el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y Canarias para el reparto de menores migrantes. Junts ha señalado que desconoce los términos del acuerdo, pero ha destacado que Cataluña lidera la solidaridad en la acogida de menores y que «no puede formar parte del café para todos». A su juicio, en el acuerdo sobre el reparto, debe regir el «criterio» de que no siempre sean las mismas autonomías las que asuman las acogidas de menos migrantes. Turull ha replicado además al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que avisó de que la cesión de competencias migratorias tiene que estar «dentro de la Constitución». «Que haga de ministro y no de magistrado del Constitucional», le ha espetado.
Mientras, la formación nacionalista ha tratado este viernes de reivindicarse como una aliada del mundo económico. Tras años de distanciamiento como consecuencia del 'procés', Junts vuelve a las posiciones de la antigua CiU en el ámbito económico. La plana mayor del partido ha viajado al complejo industrial de Repsol en Tarragona, donde ha posado con, entre otros, Josu Jon Imaz y Antoni Brufau. La suma de los votos del PP, Vox y Junts tumbó el impuesto a las energéticas. Según los postconveregntes, su estrategia en el Congreso, favoreció la inversión de 800 millones de Repsol en la planta petroquímica de Tarragona. «Gracias a la manera de entender la política de Junts, con estas inversiones podemos dar esperanza a la gente de Tarragona», según Turull. Los de Puigdemont han exhibido su alma más liberal y cercano a las empresas, en plena negociación sobre la reducción de la jornada laboral, que han vuelto a recordar que les genera «muchas dudas».
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