Esquerra sigue apostando por ser uno de los socios de referencia del Gobierno de Pedro Sánchez, aunque considera que tiene que apretar más a los ... socialistas para obtener nuevas concesiones en el marco de la pugna que mantiene con Junts por el liderazgo soberanista. La relación con el PSOE ha sido fructífera para los republicanos. Tras celebrar un referéndum ilegal y declarar la independencia en 2017, lo que llevó a sus líderes a la cárcel, ERC ha exprimido estos últimos años la dependencia parlamentaria de Sánchez: indultos, amnistía, traspaso de Cercanías, condonación de la deuda del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), financiación singular y mesa de diálogo para abordar la resolución del «conflicto».
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El grado de cumplimiento de los acuerdos suscritos entre el PSOE y el PSC con ERC para las investiduras de Sánchez y Salvador Illa es «moderadamente positivo», según concluyó este sábado la dirección de los republicanos en un informe presentado en el congreso que el partido celebra este fin de semana en Martorell (Barcelona). Los de Oriol Junqueras, que siempre tratan de huir de la etiqueta de blandos que les coloca Junts, se niegan ahora a negociar los Presupuestos del Estado y los del Govern, pero sin creer que haya llegado el momento de romper con los socialistas.
La ponencia política de la formación aprobada este sábado por la militancia, que es la estrategia de la formación para los próximos cuatro años y que constata que «en términos electorales, la etapa del 'procés' terminó en 2021», aboga no solo por seguir dando apoyo al Gobierno, sino por aprovecharse de su «debilidad» como «oportunidad» para conseguir nuevas concesiones. El objetivo de los republicanos a corto plazo es amarrar el concierto económico. El PSC y ERC pactaron el compromiso político de ponerlo en marcha. Pero ahora queda lo más complicado: su materialización por parte del Gobierno de Sánchez y el catalán. Los siete diputados del partido en Madrid y los 20 en Barcelona recibieron ayer el encargo de poner todas sus energías negociadoras en la financiación singular.
Esquerra considera, además, que la debilidad del Ejecutivo debe servirle para «avanzar hacia una solución del conflicto con España basada en el principio democrático». Los de Junqueras consideran que su relación con los socialistas ha de combinar la «confrontación y la colaboración» y abogan por tejer «alianzas» y «sinergias» con las «fuerzas independentistas y soberanistas de izquierdas.
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La dirección de ERC diseñó un congreso interno en dos fases. En la primera, en diciembre, se dirimió la elección de una nueva ejecutiva. Oriol Junqueras y Elisenda Alamany derrotaron a los roviristas encabezados por Xavier Godàs. Junqueras venció por un 52% de los votos, lo que dejó un partido dividido en dos.
Tres meses después, la formación republicana exhibió ayer la primera imagen de unidad en mucho tiempo. La oposición apenas dio la batalla en la confección de las ponencias y la militancia cerró filas con la dirección. Junqueras se ha hecho de nuevo con el control, tras llevar 13 años al frente de la nave republicana, y sale reforzado del congreso. Así, la ponencia política recibió el apoyo del 90% de la militancia presente en Martorell y la estratégica, el 89%. La participación fue, no obstante, muy baja. En cualquier caso, ese 90% es similar al de congresos anteriores, que no estuvieron precedidos de un cisma como este.
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Como se pudo comprobar con 'la comisión de la verdad' sobre la estructura oculta y paralela del partido, Junqueras no quiso arrasar a su oposición y apuesta por pasar página. Además, Nova Esquerra Nacional, el sector rovirista, mostró voluntad de integración en los días previos al congreso, al retirar dos enmiendas a la ponencia estatutaria que trataban de impedir que Junqueras pudiera ser candidato a la Generalitat y no pudiera ser reelegido presidente del partido. Estas dos cuestiones no prosperaron. A cambio, la dirección reconoce a los críticos como corrientes internas.
La dirección de ERC da por «acreditado» que en el partido operó una «estructura paralela» a la ejecutiva. Se puso en marcha en 2019, durante la época en que Oriol Junqueras estaba en la cárcel. El partido lo dirigían entonces Marta Rovira, Pere Aragonès y Sergi Sabrià.
El informe interno presentado este sábado no da nombres, aunque sí apunta a Sabrià, que dirigía el departamento de estrategia y comunicación. Esta estructura 'B' fue la responsable de promover una campaña difamatoria contra los Maragall. El informe encendió los ánimos en el congreso, que hasta la tarde transcurría plácidamente para Junqueras.
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