![Díaz no cede en «la batalla» por SMI y llama a «movilizarse» para aprobar la reducción de jornada](https://s3.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2025/02/15/yolanda-diaz-kZYE-U230870254047XWC-1200x840@RC.jpg)
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No es el primer acto que Yolanda Díaz protagoniza en su 'tour' por distintas comunidades para hacer proselitismo de su iniciativa estrella de la ... legislatura, la reducción este año y por ley de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, cuyo anteproyecto fue aprobado por el Consejo de Ministros el 4 de febrero con disputa interna previa pero cuyo refrendo pende del Congreso, donde hoy la medida colisiona con el no del PP y de Junts. La casualidad ha hecho, no obstante, que el acto convocado este sábado por Sumar en Viladecans (Barcelona) haya coincidido con el pulso de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo con la primera y titular de Hacienda, María Jesús Montero, por la tributación en el IRPF del Salario Mínimo Interprofesional, transformado en cisma dentro del Gobierno de coalición. En ese marco, Díaz ha evitado referirse a la polémica pese a tener «ganas» de hacerlo, pero ha hecho suyas las palabras con las que la ha precedido en la tribuna el portavoz de los magentas y máximo responsable de Cultura, Ernest Urtasun, quien ha constatado que los suyos «darán la batalla» para que el SMI siga exento. Y ambos han venido a compartir que el principal problema tributario en España está, según ha proclamado ella, en que las grandes empresas «se están forrando» porque «no pagan lo que les toca».
La convocatoria, cerrada al grito de Díaz de «vamos a ganar», ha certificado que la jefa de filas del socio menor del Gobierno Sánchez está dispuesta a librar la guerra por lo que identifica como las dos grandes conquistas de esta legislatura: la subida en 50 euros mensuales del salario mínimo, objetando a la pretensión de Montero de gravarlo con el IRPF -lo que repercutiría sobre medio millón de los 2,5 de beneficiarios- y enarbolando la bandera del recorte en el tiempo de trabajo, el objetivo que presenta como el gran debate de esta época histórica por lo que significa de ganar espacio «para vivir» y por «radicalmente feminista y ecologista». La vicepresidenta ha enfatizado, en alusión implícita a sus aliados en el Ejecutivo, que las conquistas sociales no van de «resistir» sino de salir a ganarlas, porque si se activa «el sentido común de la calle», no habrá «voto en el Congreso que pueda pararlas».
Sabedora de que el anteproyecto de ley refrendado por el Ejecutivo, por el que ella se impuso en el primer duelo a los ministerios de Economía y Hacienda -partidarios de dejar margen de aplicación sobre a todo a la pequeña y mediana empresa-, puede quedar en papel mojado en el Congreso, Díaz no se ha cerrado al debate; de hecho, mantiene un hilo abierto con Junts para intentar atraerse a los de Puigdemont, alineados por ahora con la patronal catalana opuesta a la generalización acelerada de la reducción de jornada por crearla inasumible para las pymes. Pero ha llamado expresamente a los presentes en el acto, parte de ellos con arraigo sindical, a «la movilización» para que los grupos que recelan o se oponen no tengan otra alternativa que ceder. Una presión que Díaz se ha cuidado de ejercer sobre Junts, porque el único partido al que ha interpelado explícitamente ha sido el PP. A Alberto Núñez Feijóo le ha advertido de que los trabajadores que le votan también quieren trabajar menos y le ha preguntado retóricamente si pretende «hacer sufrir» a las clases populares como los suyos han hecho con otros avances socioeconómicos.
En la intervención que ha precedido a la titular de Trabajo, Urtasun se ha revuelto contra el señalamiento realizado por Montero a Sumar atribuyéndole el mismo «populismo fiscal» que ejerce la derecha por negarse a que cotice un SMI que, para los socialistas, ha dejado de ser un sueldo de subsistencia para ganar dignidad y envergadura. El ministro de Cultura ha subrayado que «el gran problema» tributario del país es que el Impuesto de Sociedades no carga igual a las grandes compañías, con mención especial a las energéticas que a las pymes. Y ha dejado sentado que los suyos no transigirán con que se busque recaudar gravando el salario mínimo «mientras las eléctricas no pagan un duro».
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