Luceño declara que sin Luis Medina «no hubiera habido negocio» con las mascarillas

Tanto Luceño como Medina se sientan en el banquillo por el contrato con el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida, por el que este desembolsó unos once millones de euros en el material sanitario, de los cuales hubo unas comisiones de unos seis millones. El compareciente afronta una petición fiscal de 15 años de prisión por delitos continuados de estafa agravada, falsedad en documento mercantil, falsedad en documento oficial y un delito contra Hacienda. En el caso de Medina, le reclaman nueve años de cárcel.

Durante el interrogatorio celebrado este miércoles, el procesado ha explicado que mantuvo la noche del 22 de marzo de 2020 una conversación con la entonces jefa de compras en el Consistorio, Elena Collado, en la que la funcionaria le traslada «la necesidad imperiosa» de que les ayudaran a traer suministros sanitarios. «Me pongo a su disposición y nos manda un cuadro con 37 artículos que necesitaban. Y nos centramos en las mascarillas, guantes y test», ha detallado Luceño para descargar su responsabilidad penal en la estafa.

«Yo hasta el 22 de marzo no existo. No sé con quién contacta (Medina). El correo del día 18 -en el que el aristócrata ofrece al Ayuntamiento de Madrid el material que quiere suministrar-, yo no estoy. Aparezco el día en el que me da el correo de Elena Collado», quiso dejar claro el acusado para separarse de la conducta de su socio. «Si hubiera pretendido estafar, hubiera ofrecido los 26 artículos del cuadro de suministros. Hubiera ganado mucho más. Él es el facilitador, sin él no hay negocio y por eso cobra. Es el primero que se pone en contacto con el ayuntamiento. La garantía era tener una persona de confianza», declaró.

A preguntas del fiscal sobre si Elena Collado conocía que iban a cobrar comisiones, Luceño contestó que «nunca» le preguntó ni «nunca se lo dijo» frente a la afirmación de ésta de que no las cobrarían, recalcando que no le dijo que era agente de la empresa malaya Leno. En la misma línea, indicó que al inicio de las conversaciones no sabían las comisiones que iban a recibir y que el precio de las mascarillas, que se fijo en 6,6 dólares por unidad, se cerró entre el comprador y el vendedor cuando se firma el contrato, a través de la empresa funeraria municipal.

Luceño señaló, además, que cuando se produjo el contratiempo con uno de los lotes de guantes, se procedió a la devolución del dinero después de que Collado le alertara de que el proveedor les había estafado. «Estaba preocupada. Elena realmente pensaba que le había estafado la fábrica. Pensaba que era una estafa como la de Sinclair (un caso que también investigó la Justicia)», aseguró.