Juan Roig Valor
Jueves, 27 de marzo 2025, 13:23
Aunque España no haya exportado ningún automóvil a Estados Unidos durante el ejercicio 2024, la industria auxiliar de componentes sí que se expone a un impacto considerable dado que son proveedores para las fábricas estadounidenses.
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Concretamente, el país norteamericano fue el octavo país en la clasificación de clientes para los fabricantes de componentes nacionales, con una cifra de negocio de 1.021 millones de euros, lo que supuso un 4% del total.
La Unión Europea y sus fábricas de automoción siguen siendo los mayores receptores de estos componentes, con un volumen de 16.655 millones de euros, prácticamente dos tercios de todo lo que se produjo en España. Por mercados, Alemania y Francia ocuparon la primera y segunda posición, con 3.950 y 3.840 millones, respectivamente.
Desde Sernauto, la asociación que vela por la industria auxiliar, señalan que «en un sector como este, caracterizado por su nivel de globalización, con cadenas de suministro interrelacionadas, cualquier tipo de restricción a los intercambios comerciales tiene un claro impacto».
Además, la industria española de componentes cuenta con una importante implantación productiva en países como México, para cubrir las necesidades de la industria americana. El establecimiento de los aranceles de Trump, que anunció ayer que ascenderían al 25% para todo aquello no hecho en EEUU, sería un impacto considerable, porque el automóvil tiene un peso importante de sus exportaciones al país vecino.
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Desde la asociación señalan que «la imposición de aranceles genera pérdidas para todos los actores, afectando la competitividad y el equilibrio del mercado. Medidas de proteccionismo en unas economías conllevan medidas similares en sus socios comerciales, y esto solo se traduce en un encarecimiento de los productos».
El sector del automóvil no ha tardado en reaccionar, desde los propios fabricantes, como el consejero delegado de Tesla, Elon Musk, que afirmó que «el aumento de coste no va a ser trivial» o, directamente, gobiernos.
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El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, afirmó que su país «está llevando a cabo grandes inversiones en Estados Unidos, y nos preguntamos si tiene sentido que apliquen aranceles uniformes a todos los países. Vamos a tener en cuenta los mejores intereses para Japón y estamos buscando la respuesta más efectiva».
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fue más escueta en sus declaraciones: «mala decisión para las empresas, y peor para los consumidores».
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