
¿Qué ha pasado en la cumbre de la OTAN?
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Análisis ·
Ceuta y Melilla no han sido mencionadas explícitamente como territorios a proteger. Su protección se cubre en el punto 20 del Concepto EstratégicoAlberto Suárez sutil
Máster en Seguridad y Terrorismo
Jueves, 30 de junio 2022, 19:36
La OTAN puso fin este jueves a su encuentro en Madrid, una cita clave, no solo por la guerra de Ucrania, sino también por la aparición del nuevo Concepto Estratégico. Este documento determinará la política de la Alianza para los próximos diez años con consecuencias globales.
Tres cosas se pueden dar por seguras en esta cumbre:
1. Rusia vuelve a ser el enemigo que batir, siendo la invasión de Ucrania la prueba definitiva de tal hecho. Se le ha mostrado a Ucrania apoyo político y militar. Tal declaración será vista con total certeza por Rusia como una provocación. Es bastante probable que Rusia reaccione sobre el terreno, aumentando su ofensiva para controlar el Donbás, demostrando así su superioridad numérica.
2. La presencia militar de la OTAN en los países bálticos, centro y sureste de Europa, aumenta, pues se refuerza la Enhanced Forward Presence en los países bálticos y Polonia y se asientan los EFP's en Rumania, Bulgaria, Hungría y Eslovaquia. Un gesto hacia estos países, que llevan años clamando por una reorientación de la Alianza hacia el Este. La invasión rusa de Ucrania justifica ese cambio.
3. Finlandia y Suecia entrarán en la OTAN tras la decisión turca de levantar su veto. Estos dos miembros aportan a la Alianza mayor control sobre las aguas del Báltico y el Ártico, además de una amplia frontera terrestre con Rusia. Es muy probable que Moscú reaccione a esta decisión con ciberataques y campañas de desinformación con el objetivo de retratar su incorporación, interpretada como un gesto belicista de Occidente. Rusia también podría jugar la carta histórica y argumentar que la incorporación finesa a la OTAN podría repercutir en Helsinki, pidiendo la reclamación del territorio finés perdido tras la Guerra de Invierno de 1939-40, además de su relación especial con Rusia.
Las preocupaciones de España -que se reconozca de manera explícita que los aliados apoyarán a Ceuta y Melilla en caso de que sean atacadas y que se consideren las amenazas del flanco sur- han sido consideradas, pero no con la atención que probablemente esperábamos.
Ceuta y Melilla no han sido mencionadas explícitamente como territorios a proteger. Su protección se cubre en el punto 20 del Concepto Estratégico. En él se indica que la Alianza protegerá la integridad territorial y soberanía de todos los aliados. Mencionar a Ceuta y Melilla habría sido un arma de doble filo: si bien es cierto que es una anomalía que dos territorios españoles no estén cubiertos bajo el paraguas de protección de la Alianza, su inclusión explícita como territorios que merecen la protección de la Alianza habría dado a entender que se encuentran en peligro de ser invadidos, cosa que no es el caso. Además, la cuestión sobre la soberanía de Ceuta y Melilla es un conflicto bilateral entre España y Marruecos, este último socio preferente de la Alianza (Major non-NATO ally), en un momento en el que las relaciones entre ambos están arreglándose tras la crisis del año pasado. Marruecos seguramente interpretaría una mención explícita sobre una invasión a Ceuta y Melilla como una provocación, algo que podría empeorar las relaciones, dando como resultado el repunte de asaltos masivos de inmigrantes ilegales.
Respecto al flanco sur, el Concepto Estratégico menciona varias veces al Sahel, pero diluye su interés al conflicto, fragilidad e inestabilidad en África y Oriente Medio (punto 11) y a cooperar con socios estratégicos para hacer frente a amenazas en la zona (punto 45). No se les dedica un párrafo específico a las amenazas provenientes de la región, ni tampoco se prevé la puesta en marcha de misiones en la zona. En vez de eso, vemos cómo la Alianza se reorienta cada vez más hacia el Indo-Pacífico, con la inclusión, por primera vez, de China como una amenaza, con dos puntos al respecto (13 y14) y la presencia de los líderes de Corea del Sur y Japón en la Cumbre.
Esa insistencia hispana en la preocupación por el flanco sur abre la puerta a considerar hasta qué punto ha fallado la Unión Europea en esta región para que se invoque a la OTAN. Máxime cuando tenemos en cuenta que hasta ahora no se le ha pedido que se involucre. Son Francia y la Unión Europea las que han intentado estabilizar la región sin éxito, con lo que les correspondería a ellas reconducir la situación. La guerra en Ucrania y el fiasco afgano aún reciente hacen poco probable que la Alianza decida lanzar una misión de combate o entrenamiento. Enfadaría tanto a los países del Este, que con la guerra de Ucrania han ganado influencia en la toma de decisiones, y a Francia, pues París ve el Sahel como una ocasión de demostrar la autonomía de la UE en garantizar la seguridad global sin depender de los Estados Unidos. También habría que ver si los países del Sahel –donde impera un fuerte sentimiento antioccidental- aceptarían la ayuda de la OTAN. Es muy probable que perciban a la Alianza como el mismo perro con distinto collar, pues no deja de ser una organización militar dirigida por blancos, pero con un logo distinto. Si rechazaran su ayuda, el flanco sur seguirá siendo ignorado.
En conclusión, la OTAN mira al Este y al Indo-Pacífico. Rusia es el enemigo, se refuerza la presencia de tropas en el este de Europa y Finlandia y Suecia entrarán en la Alianza. Son los intereses de España los que han salido debilitados. Ceuta y Melilla no han sido mencionadas específicamente como territorios a proteger, con el punto 20 dando a entender que la Alianza los protegerá sin son atacados. La preocupación por el flanco sur pone en entredicho la capacidad de la UE y Francia de garantizar la seguridad en la zona, pues ambas han demostrado que no han sido capaces ni de contener ni erradicar la inestabilidad en el Sahel. La OTAN, centrada en Rusia y con poco apetito tras Afganistán por embarcarse en una misión militar, no estará interesada en involucrarse. Además, la presencia surcoreana y la mención de China como una amenaza indican que la Alianza mira más hacia el Indo-Pacífico como el futuro teatro de operaciones que al sur.
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