Israel presenta un plan para evacuar Rafah, donde la gente ya come pienso para no morir de hambre

Noticia relacionada

El Gobierno de la Autoridad Palestina dimite por la situación «política, económica y de seguridad» en Gaza

Además, este gobierno de emergencia de Israel –creado para adoptar cualquier decisión militar sobre el enclave palestino sin consultar al Parlamento– ha aprobado un plan para el «suministro de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza de manera que se impidan los saqueos que se han producido en el norte y otras zonas».

A pesar de las numerosas advertencias internacionales sobre la catástrofe humanitaria que supondría una invasión de Rafah, Netanyahu insiste en que ordenará una operación terrestre contra esta ciudad, «el último bastión» de Hamás. El primer ministro asegura que cuando comience la invasión, Israel estará a «unas pocas semanas» de una «victoria total» sobre la organización palestina. «Hay espacio» para que los civiles «vayan al norte de Rafah, a las zonas donde terminamos la lucha», añadió. De hecho, cientos de refugiados ya han empezado a dirigirse al norte de la Franja, pese a que allí también son extremas las condiciones de vida.

La población de Rafah está atrapada. Egipto mantiene cerrada su frontera y asegura que no ayudará a facilitar ningún movimiento para expulsar a los palestinos de Gaza. Pero las imágenes tomadas por satélite muestran que las autoridades egipcias han construido un recinto amurallado junto a la muga con la Franja. Se preparan para la posible llegada de un gran número de refugiados.

El hambre se ha convertido en un calvario añadido. Los palestinos recurren para alimentarse al forraje para el ganado y han tenido que sacrificar ejemplares de tiro. La falta de harina obliga a preparar el pan de pita con el pienso molido que daban a los animales. Según Naciones Unidas, más de medio millón de personas en Gaza —casi la cuarta parte de la población— está en fase más grave de las crisis alimentarias: en riesgo de morir de hambre.

Human Rights Watch (HRW) ha denunciado hoy que el Gobierno israelí incumple las medidas que le impuso el pasado 26 de enero el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de Naciones Unidas —con sede en La Haya— para impedir un genocidio en Gaza y proveer de ayuda humanitaria urgente y de servicios de primera necesidad a los civiles. La corte, tras una demanda presentada por Sudáfrica contra Israel por genocidio, ordenó al Gobierno de Netanyahu que «tomara medidas inmediatas y efectivas para dar servicios básicos urgentes y ayuda humanitaria» a la población civil. «Israel sigue obstruyendo la prestación de servicios básicos y la entrada y distribución en Gaza de combustible y productos de primera necesidad», según HRW, que califica la actuación hebrea como «crimen de guerra» al usar «el hambre como un arma».

El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, aseguró a la cadena NBC que el presidente del país, Joe Biden, no había sido informado sobre el programa de evacuación de Rafah. «Creemos que esta operación militar no debería continuar hasta que veamos un plan para proteger a los civiles», declaró. Sullivan también confirmó a la CNN que los representantes de Israel, Estados Unidos, Egipto y Qatar que se reunieron en París a fines de la semana pasada «llegaron a un entendimiento sobre cuáles serían los puntos básicos de un acuerdo para la liberación de rehenes y alto el fuego temporal».

Según una fuente de Hamás consultada por Afp, las conversaciones sobre esta tregua incluyen un alto del fuego de seis semanas asociado a la liberación de los rehenes judíos que aún tiene Hamás y de prisioneros palestinos en poder de Israel. También contempla la entrada en Gaza de una gran cantidad de ayuda humanitaria.

Pero el pacto no es fácil. Israel exige primero la entrega de todos los secuestrados y ha advertido de que una pausa en los combates no significa el fin de la guerra. Hamás, por su parte, pide un alto el fuego total, la retirada de las tropas israelíes de Gaza, el levantamiento del bloqueo impuesto por Israel desde 2007 y un refugio seguro para los cientos de miles de civiles desplazados por la guerra.