El brazo armado de Hamás se hace con el control del grupo tras el ascenso de Sinwar

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Veinte años después, Sinwar, refugiado de Khan Younis de 61 años, mirada de hielo, discurso duro y formas toscas se ha convertido en el sustituto de Ismael Haniye al frente de Hamás. Un militar de cabeza y corazón, fundador del brazo armado del grupo y condenado a cadena perpetua por delitos como el asesinato de palestinos que colaboraban con los israelíes, que salió de prisión gracias a un intercambio de reos en 2011. Ahora está al frente de un movimiento islamista, considerado terrorista por la Unión Europea y EE UU, al que llevó el 7 de octubre a realizar un ataque brutal contra el Estado judío que ha dado paso a un conflicto de más de diez meses y tiene a Oriente Medio al borde de la guerra total.

Los israelíes combaten desde entonces para «acabar con Hamás», insiste Benjamín Netanyahu, el primer ministro hebreo, que apuesta por el uso máximo de la fuerza para lograr su objetivo. Después de matar a 40.000 personas, la mayoría mujeres y niños, y arrasar la Franja, la organización palestina resiste y Sinwar sigue en paradero desconocido.

El organigrama de Hamás se compone de tres vicepresidencias -una en Gaza, otra en Cisjordania, y una tercera en el exterior- y una presidencia, que también estaba fuera y ocupaba Haniye. Sinwar era el responsable de la primera en la Franja y ahora, sobre el papel, se encargará de coordinar todas las decisiones del grupo, tarea que parece muy complicada de hacer desde las profundidades de un túnel.

«A corto plazo no habrá cambios importantes porque Sinwar lleva años al frente del brazo gazatí de la organización, que es el más importante. Además, después de la operación del 7 de octubre, la dirección de Hamás dentro de Gaza se convirtió en el elemento más influyente en la toma de decisiones sobre el curso de la guerra y las negociaciones. Eso sí, dado que el nuevo líder vive dentro de la Franja, necesariamente habrá alguien en su nombre afuera para ocuparse de las gestiones diplomáticas», opina desde Ramala Sari Orabi, uno de los grandes expertos palestinos en la milicia.

Consultado sobre la fortaleza del grupo después de casi once meses de combates y los asesinatos de líderes tan importantes como Saleh Al Arouri, Mohamed Deif o Haniye, Orabi piensa que «en términos de apoyo popular Hamás es la organización palestina número uno según las encuestas de opinión. La posición que ocupa el movimiento en la lucha contra la ocupación y su firmeza son la clave del apoyo. En cuanto a Gaza, ahora es difícil evaluar su popularidad debido a las circunstancias. El resultado de la guerra determinará sin duda el futuro de Hamás».

Israel calcula que Hamás tiene 24 batallones en la Franja, 16 de ellos en el norte y centro, las áreas más castigadas. Según un reciente análisis de la cadena CNN en cooperación con el Instituto American Enterprise y el Instituto para el Estudio de la Guerra, sólo dos de ellos han sido destruidos, nueve han sufrido daños severos, pero están operativos, y cinco siguen combatiendo. En el transcurso de la batalla, los islamistas han sido capaces de ir reconstruyéndolos con nuevos milicianos y, como anunció el portavoz de Hamás Abu Obeida, han logrado reclutar a «miles» de nuevos hombres.

En lugares como el campo de refugiados de Yabalia, Israel dio por liquidado al enemigo en diciembre tras una durísima campaña de bombardeos e incursiones. Menos de seis meses después, el ejército tuvo que regresar y los combates fueron de nuevo encarnizados. Es imposible saber una cifra exacta de bajas, pero la estimación de los militares es que han matado al menos a 14.000 combatientes de Hamás y se estima que antes del 7 de octubre la milicia contaba con al menos 40.000 hombres.

«Si no está muerto, le matarán nada más asomar la cabeza. Este anuncio de relevo en la cúpula de Hamás es algo simbólico e irrelevante. Si sigue con vida, Sinwar estará incomunicado, ni el propio grupo sabrá su paradero. A estas alturas en Gaza lo de menos es quién lidera Hamás porque están en una fase de pura resistencia y supervivencia», opina José Vericat, investigador asociado de la Universidad de Columbia y mediador durante seis años entre la milicia, las facciones palestinas y los países occidentales.

A lo largo de su carrera Vericat tuvo contacto directo con Haniye en varias ocasiones y recuerda que cuando Sinwar ganó las elecciones internas de Hamás en Gaza en 2017 «aquello simbolizó un aumento de influencia del brazo militar sobre el político». Ese cambio culminó el día 7 de octubre, que supuso «todo un golpe del ala militar que socavó el proceso político en el que estaba inmerso el movimiento, aunque de todas maneras no iba a ninguna parte. Todos subestimamos durante años el poder de los militares y sus preparativos, habíamos normalizado la situación extrema que vivía la Franja y, al final, explotó».

De cara al futuro, Vericat piensa que si Sinwar sale con vida «no tendrá capacidad de maniobra por lo que la dirección debería caer en manos de figuras como Khaled Meshaal o Khalil Al Haya». Tras diez meses de bombardeos brutales y la destrucción total de amplias zonas de la Franja, este investigador piensa que «Hamás se ha reforzado porque esto se ha convertido en un escenario en el que hay que elegir entre resistir o morir, o ser expulsados. En este contexto gana apoyo la lucha armada y eso es lo que representa Hamás».

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