Sunak retrasa el proyecto para eliminar las leyes de la UE que aún rigen en el Reino Unido

Lo hicieron Theresa May y Boris Johnson para evitar el caos, para que al día siguiente del Brexit no hubiese vacíos en la legislación británica que causasen aún más desorden. Un extravagante brexiter, Jacob Rees-Mogg, recibió en febrero de 2022 la encomienda del primer ministro, Boris Johnson, de identificar la legislación sobrante, como responsable de un nuevo ministerio, el de Oportunidades del Brexit y Eficiencia del Gobierno.

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El ministro, con fama de redicho, identificó algunas leyes y publicó una página web para que el público pudiese visualizar su obra, que no había avanzado mucho cuando, en el vaivén de los tories, pasó en ocho meses a otro ministerio y después a su escaño y sin cargo. La efímera Liz Truss presentó su proyecto de ley para borrar todas esas leyes antes del fin de 2023.

Rees-Mogg, partidario de menos regulaciones, menos impuestos y menos actividad del Estado, lo explica con claridad. «Sin cambiar las normas comunitarias, se pierden los beneficios del Brexit», dice. Por eso introdujo en el proyecto de ley una cláusula para que las normas no sustituidas quedasen derogadas automáticamente al final del año.

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La actual ministra, Kemi Badenoch, también purasangre brexiter, no cree posible tener dispuesta en los próximos meses la hoguera con todos los restos legislativos de 45 años en la Unión Europea. No sabe cuántas normas son. Unas 4.000, se dice. Badenoch cree que puede eliminar 600. Pero si logra que sean 2.000, serán 2.000. Los partidarios del regreso a la UE pueden preocuparse. En vez de idioteces, el Gobierno de Sunak hace cosas sensatas.