Starmer entierra la iniciativa de Sunak de deportar migrantes a Ruanda

Bajo una impresión de dinamismo y transparencia, según sus portavoces, Starmer se sometió posteriormente a las preguntas de los principales medios británicos. Inicialmente, los periodistas le preguntaron cuándo se cristalizarían sus promesas de cambio. ¿Podría ofrecer sus objetivos en los primeros cien días?

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El jefe de Gobierno no dio plazos concretos. Subrayó la importancia de la creación de unos denominados Consejos de Ejecución, que él presidirá, dedicados a convertir en realidad las promesas de su programa electoral en cada departamento. Le preguntaron si la deportación de inmigrantes irregulares a Ruanda está muerta y enterrada. «Desde su primer día», respondió. Dos cuestiones emergieron: la situación del Servicio Nacional de Salud (NHS) y el estado de las prisiones. El nuevo ministro de Sanidad, Wes Streeting, afirmó que el primero está roto. El programa electoral promete el aumento de 40.000 citas semanas para reducir una lista de esperas que supera los siete millones. Starmer afirmó que algunos hospitales han introducido reformas para trabajar en horas tardías y fines de semana.

El desbordamiento de las prisiones obligó al Gobierno de Rishi Sunak a adelantar la puesta en libertad de presos y a pedir a la Policía que evite arrestos que conlleven penas de prisión. Según Starmer, ese sistema también está roto y no existen remedios inmediatos. En el largo plazo promoverá la atención a adolescentes que cometen delitos por primera vez para reducir la reincidencia.

El nuevo 'premier' irá este lunes a Escocia, Irlanda del Norte y Gales con el afán de establecer una colaboración estrecha con sus gobernantes y el martes se reunirá con los alcaldes comarcales de todos los partidos para iniciar un proceso de traspaso de poderes y fondos. El líder laborista considera la descentralización como elemento esencial para el crecimiento de la economía del país.

El primer ministro ya ha mantenido conversaciones telefónicas con líderes de otros países, comenzando con Joe Biden, Volodímir Zelenski, Ursula von der Leyen y el irlandés Simon Harris. Giorgia Meloni y Donald Tusk son los otros mandatarios europeos con los que ha mantenido una conversación inicial. El martes partirá a Washington para asistir a la cumbre de la OTAN.

La pregunta inevitable era su opinión sobre los análisis de los resultados completos de las elecciones, que indican que la aplastante victoria de los laboristas es más frágil de lo aparente si se compara el porcentaje de votos obtenidos, 34%, y el de escaños, 63%. El número de votantes es muy parecido al que obtuvo en 2019, causando la gran derrota achacada al denostado Jeremy Corbyn.

«Tenemos un claro mandato en las cuatro naciones», dijo Starmer. No es del todo cierto. En Gales obtuvo muy buenos resultados y los de Escocia, donde quitaron 37 escaños al independentista SNP, fueron espectaculares, pero los laboristas no se presentan a las elecciones en Irlanda del Norte y mantienen relaciones históricas complejas con los grandes partidos unionistas y nacionalistas.

El gabinete tiene un número inédito de mujeres, once, y la mayor proporción en la Historia de ministros educados en colegios estatales. El Sutton Trust ha calculado que más del 93% fueron a escuelas que no requieren pago ni seleccionan a sus alumnos por su nivel académico. Dos veteranos, el ministro de Defensa, John Healy, y el de Irlanda del Norte, Hilary Benn, fueron algún tiempo a escuelas independientes, como el propio Starmer.

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Los gabinetes de Liz Truss y Rishi Sunak tenían un 19% de estudiantes de escuelas estatales, según el análisis publicado en 'The Independent'. En este Gobierno de Starmer, un 40% de los ministros fue a la Universidad de Oxford, que ha formado a todos los primeros ministros con la excepción de Gordon Brown, que fue a la de Edimburgo. «Me siento orgulloso de que mi gabinete refleje las aspiraciones del pueblo británico», respondió Starmer.