El Parlamento británico cierra de forma abrupta una legislatura turbulenta

Mientras Sunak y su gran opositor, Keir Starmer, recorrían el país repitiendo los mensajes en las primeras jornadas de la campaña por los comicios anticipados del 4 de julio, miembros de la Cámara de los Comunes, conservadores, laboristas e independentistas escoceses, votaban sí o no a las enmiendas a la ley de Víctimas y Presos que les llegaban de la Cámara de los Lores. Había diez diputados y unos 30 espectadores.

La cordialidad era llamativa. Habían compartido en los últimos meses la tarea de escrutinio del proyecto de ley en el Comité de Justicia. El presidente de ese comité, el conservador sir Bob Neill, se retiraba. Dejó el mensaje de que «tenemos que ser más inteligentes como sociedad, para lograr un equilibrio mejor entre castigo y rehabilitación».

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Mientras ponían orden y buscaban cajas en sus oficinas parlamentarias o debatían sobre cómo tramitar flecos legales dejados por la súbita convocatoria electoral de Sunak, entró en la Cámara de los Comunes la ex primera ministra, Theresa May. Su gestión del Brexit provocó un colapso general en ese foro, que acabó rechazando todas las opciones para un acuerdo con la UE.

Boris Johnson aprovechó las circunstancias para convertirse en líder conservador y primer ministro. Su mandato inicia y marca decisivamente este Parlamento. Tomó el poder de May, purgó a los miembros de su partido que se resistían a apoyar una marcha de la UE sin acuerdo, y ganó las elecciones de diciembre, aplastando a una oposición incapaz de unirse para pararlo.

Acuerdo con la UE y pandemia son los grandes temas en los primeros años del Parlamento que ahora se disuelve. El egotismo de Johnson, cuyas fechorías, gracias o mentiras tapaban constantemente el oficio de la gobernación, sembró más divisiones en el grupo parlamentario 'tory', que acabó derrocando a su líder. En una larga batalla, Liz Truss se impuso a Rishi Sunak en el gusto de los miembros del partido.

La invasión rusa en Ucrania quizás hubiese tomado Kiev en su primera ofensiva, si no hubiese actuado el Gobierno de Johnson como freno quizás salvador de Europa. Organizada la resistencia de la OTAN, el Partido Conservador eligió como líder a la primera ministra más breve de la Historia británica y, tras su caída, el grupo parlamentario apostó por Sunak, que había perdido dos intentos de ser elegido.

Este Parlamento eliminó la ley de plazos fijos que establecía un tiempo de cinco años para cada mandato, y se disuelve con prisa y desorden. Más de 70 diputados conservadores renuncian a su escaño. Fueron evidentemente los más numerosos en pronunciar discursos de despedida. May llamó la atención en el suyo a la importancia de la defensa de la democracia.

La laborista Harriet Harman, 'Madre de la Cámara' por ser diputada desde 1982, recordó que, cuando entró por primer vez en el Parlamento, con un vestido rojo de embarazada, un 3% de los escaños estaban ocupados por mujeres y ahora suman el 30%. Ella y May recordaron el trabajo conjunto para la promoción de mujeres en la política.

La misión de escrutinio del Gobierno compartida en los comités o iniciativas que surgen de intereses comunes de diputados que no son del mismo partido fueron mencionadas muy a menudo como las tareas más satisfactorias en la trayectoria de los cesantes. El exministro de Defensa, Ben Wallace, subrayó con fuerza la satisfacción del trabajo parlamentario sin barreras de partido.

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Las últimas horas de este Parlamento turbulento, que ha creado una imagen a veces desagradable de la política británica, se han dedicado a elogiar el trabajo de los políticos como servicio público, a agradecimientos a los empleados de las cámaras, a los asistentes en sus oficinas parlamentarias y en la circunscripción, también a las familias, en una reivindicación de la democracia y de amistades imprevistas.