Francia despliega a 130.000 agentes para evitar disturbios durante la fiesta nacional

El ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, anunció «un dispositivo excepcional» el 13 y 14 de julio dado este «contexto particular». 130.000 policías y gendarmes serán movilizados en todo el territorio nacional para evitar que se produzca una nueva oleada de violencia urbana. Se trata de un número similar de fuerzas de orden desplegado en las noches de mayor violencia durante los disturbios tras la muerte de Nahel de un tiro de la Policía en un control de tráfico. Además, se movilizarán 34.000 bomberos.

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Entre los agentes movilizados hay unidades especiales de intervención de la Policía nacional y de la Gendarmería. Además, habrá en las calles de algunas ciudades vehículos blindados, helicópteros y drones para controlar los movimientos de grupos y facilitar la intervención rápida de las fuerzas del orden en caso de que sea necesario.

El objetivo, según Darmanin, es «garantizar una seguridad máxima para que nuestros conciudadanos puedan disfrutar de la fiesta nacional y no sufran molestias de un puñado de delincuentes». El ministro del Interior prometió «una gran firmeza» con aquellos alborotadores que quieran «aguar la fiesta nacional» y anunció que habrá «detenciones sistemáticas» de los violentos.

Al igual que ocurre en Nochevieja, las celebraciones del 14 de julio suelen estar marcadas en Francia por la violencia urbana. El año pasado, durante la fiesta nacional hubo 807 detenidos, 749 vehículos quemados y 55 policías y gendarmes heridos, recordó el ministro del Interior.

En vísperas de la fiesta nacional, el Gobierno francés ha decidido «restringir drásticamente» el uso de fuegos de artificiales. «Queda prohibida la venta, tenencia, transporte y utilización de artículos pirotécnicos y de fuegos artificiales en el conjunto del territorio nacional hasta el 15 de junio incluido, con la excepción obviamente de los profesionales», anunció Darmanin.

Durante los recientes disturbios, los alborotadores tiraron morteros pirotécnicos contra la Policía y los gendarmes y contra edificios públicos. Darmanin recordó que éstos pueden provocar heridas graves si son mal utilizados, como manos amputadas, o provocar incendios de edificios.

También se han reforzado los controles en las fronteras para evitar el contrabando de morteros pirotécnicos y fuegos artificiales, así como su envío clandestino por correo. Desde el pasado 27 de junio, la Policía y la Gendarmería francesas se han incautado de 150.000 morteros y fuegos artificiales, anunció Darmanin. Además, el servicio de tranvías y de autobuses de transporte público parará en toda Francia a las 22:00 horas el 13 y 14 de julio. El Ejecutivo también ha prohibido las manifestaciones hasta el 15 de julio.

El Gobierno francés no ha dado, sin embargo, órdenes de anular los festejos del 14 julio a pesar de la tensión que vive el país tras la muerte de Nahel. Sin embargo, algunos ayuntamientos han decidido anular el tradicional baile de los bomberos del 13 de julio o los fuegos artificiales, ya sea por temor a que se produzcan nuevos trastornos al orden público, como Nanterre y otras localidades de la región parisina, o para evitar los riesgos de incendios provocados por la sequía, como Estrasburgo y Perpiñán.

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La líder de extrema derecha, Marine Le Pen, consideró «inaceptable que la gran democracia que es Francia renuncie a nuestra fiesta nacional por miedo a los disturbios». A su modo de ver, esto demuestra «una pérdida total de confianza» de los municipios en el Estado galo.