Por qué el Estado Islámico decide golpear a Rusia

El ataque de Moscú se produce después de una serie de amenazas que ya habían detectado los servicios de inteligencia occidentales, dentro de una escalada de violencia protagonizada por células yihadistas en Rusia. Para los analistas supone la represalia de la organización extremista ante la participación del gobierno de Putin en los conflictos de Siria y del Sahel africano. El Dáesh es un grupo conocido por la extrema violencia de sus acciones, incluidos los vídeos de decapitaciones de personas occidentales y otros tipos de ejecuciones.

La policía rusa ha detenido a varios ciudadanos de Tayikistán como presuntos asaltantes del auditorio moscovita. Los terroristas de esa antigua república soviética fronteriza con Afganistán han protagonizado numerosos atentados. El más conocido de sus líderes es Gulmurod Khalimov, fallecido en 2017, que llegó a ser ministro de Guerra de Dáesh tras unirse al grupo en 2015. Antes había sido coronel de las fuerzas especiales del ministerio del Interior de Tayikistán. Khalimov criticó siempre al Gobierno de su país por sus medidas «antiislámicas».

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Esta política antiislamista del Gobierno de Tayikistán, una república mayoritariamente musulmana, y la pobreza, que obliga a los jóvenes a emigrar, son algunas de las causas de la radicalización. Muchos terroristas tayikos son captados en ciudades rusas, donde no han logrado integrarse y se sienten oprimidos. La presencia de ciudadanos de Tayikistán en células terroristas del Estado Islámico es una constante. En diciembre de 2023, cinco tayikos fueron encarcelados en Rusia por tramar un ataque contra el cuartel general de los Servicios Federales de Seguridad en Moscú.

La rama del Estado Islámico en Rusia, conocida como 'Wilayat al Quqaz' (Provincia del Cáucaso), fue fundada por el extremista Rustam Asildarov en 2015, pero cesó supuestamente su actividad tras la muerte del líder en una acción dirigida por el Gobierno ruso en Daguestán en diciembre de 2016. El acto terrorista de este viernes en Moscú está precedido de otra acción contra intereses rusos. El 5 de septiembre de 2023, el EI reivindicó un atentado cerca de la embajada rusa en Kabul, donde perecieron el segundo secretario y un guardia de seguridad. Y es que Rusia, junto a unas pocas naciones como Pakistán e Irán, mantuvo su embajada en Kabul tras el retorno al poder el 15 de agosto de 2021 de los talibanes, rivales del EI.

En septiembre de 2015, a petición del presidente Bashar al Asad, Rusia comenzó a apoyar al gobierno sirio contra los rebeldes opositores y los grupos yihadistas, incluido el EI. La intervención rusa fue clave para aplacar la rebelión y derrotar al EI, que había anexado territorios en Siria a su 'califato' en Irak. Yihadistas de repúblicas rusas del Cáucaso se unieron al Dáesh en Siria para luchar contra las fuerzas de su propio país y algunos regresaron a Rusia tras el conflicto, lo que representaba una amenaza para Moscú.

Por otra parte, la inestabilidad en el Sahel ha llevado a golpes de estado prorrusos en Níger, Mali y Burkina Faso, con la participación de mercenarios de Wagner (impulsados por el Kremlin) en la lucha antiterrorista de esos países, donde hay gran presencia del Estado Islámico y también de grupos leales a Al Qaeda.

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Algunas regiones de Mali, por ejemplo, se han convertido en un campo de batalla entre el EI y las fuerzas gubernamentales, con apoyo de Wagner, que a veces causan masacres entre los civiles. En este país, el Estado Islámico lleva a cabo atentados y tiene actualmente el control de Menaka, una región situada en el este, junto a la frontera con Níger.