Diez años de cárcel para un antiguo oficial de la Stasi por un asesinato en 1974 junto al Muro de Berlín

Durante la lectura del veredicto, el juez que presidió el proceso, Bernd Miczajka, destacó que el acusado no cometió el asesinato por motivos personales, sino que «ejecutó de manera despiadada» los planes y órdenes de sus superiores en la Stasi. Miczajka subrayó que había quedado demostrado sin lugar a dudas que el procesado fue en su momento el autor del asesinato del ciudadano polaco Czeslaw Kukuczka y constató que no se puede pedir cuentas a sus superiores entonces en las jerarquías de la Policía política de la RDA, al haber fallecido todos en el medio siglo que ha pasado desde el crimen.

El ya condenado formaba parte de un grupo operativo de la Stasi que debía eliminar a Kukuczka, de 38 años, quien había tratado primero de forzar su huida a Berlín Occidental amenazando al embajador de Polonia en la parte oriental con una bomba que resultó falsa. La Policía política consiguió entonces conducirle a una trampa con la promesa de que en la estación fronteriza de la Friedrichstrasse podría tomar un tren urbano y cruzar el Muro. Le proporcionaron los visados necesarios y le escoltaron a la terminal.

Sin embargo, y cuando estaba a punto de cruzar la última esclusa de control, recibió el balazo en la cabeza por la espalda. Testigos presenciales del crimen fueron entre otros un grupo de estudiantes de Alemania Occidental que regresaba de visitar Berlín Oriental. Una de ellas, hoy de 65 años, relató cómo vio a Kukuczka desplomarse tras sonar el disparo y que pasaron «mucho miedo». Nada más llegar a Berlín Occidental el profesor encargado de estos alumnos denunció los hechos ante la Policía. Un comisario citado también en la causa destacó que la petición de información sobre el presunto homicidio a la Justicia de la RDA nunca tuvo respuesta.

Desde 1974 se abrieron tres investigaciones sobre el caso, pero ninguna logró progresos. En 2016 se descubrieron, sin embargo, documentos sobre la muerte de Kukuczka en los archivos de la Stasi, que revelaron la identidad del oficial asesino. Una orden de la época firmada por Erich Mielke, jefe de este cuerpo, condecoraba a Martin Naumann con la «orden de combate en bronce» y le desenmascaraba como autor del disparo. La Fiscalía encargada del caso valoró el crimen en 2017 como homicidio y no asesinato, con lo que había prescrito y fue archivado.

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Esa valoración cambió después de que Polonia emitiera una orden internacional de busca y captura contra Naumann, además de una solicitud de extradición para que fuera procesado en el país de origen de su víctima. En el proceso, en el que los fiscales solicitaron una pena de doce años, la acusación pública subrayó que el crimen debía considerarse un asesinato ya que fue cometido con los agravantes de intencionalidad y alevosía, toda vez que la víctima nunca pudo defenderse. La defensa pidió la absolución del acusado, que guardó silencio durante todo el juicio.