Bayrou, la reválida del precursor del macronismo

El veterano líder del MoDem regresa a la primera línea tras siete años en que estuvo relegado a un papel secundario -desde 2020 presidía el Alto Comisariado del Plan, un órgano gubernamental poco relevante- debido a sus problemas judiciales. Pocas semanas después de la llegada de Emmanuel Macron al Elíseo y de que nombraran a Bayrou como ministro de Justicia, tuvo que abandonar esa cartera al ser imputado por una trama de falsos asistentes en el Parlamento Europeo. El Tribunal de París lo absolvió a principios de 2024, aunque sí que condenó a ocho dirigentes y a su partido. Además, la Fiscalía recurrió esa sentencia.

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Esta tregua temporal con los tribunales ha contribuido en su ascenso hasta Matignon, la sede del jefe del Gobierno. Su nombramiento tiene lugar en un momento crítico para Francia, inmersa en una crisis política, económica y social. «Soy consciente del Himalaya que tenemos ante nosotros», ha reconocido Bayrou en el traspaso de carteras con el conservador Michel Barnier, quien se vio obligado a dimitir la semana pasada debido a una moción de censura, impulsada por la izquierda y que recibió el apoyo de la extrema derecha.

Bayrou es un político profesional con una extensísima trayectoria. Hace más de 40 años, empezó a ejercer como consejero departamental en el País Vasco francés. Una década después, estuvo al frente del Ministerio de Educación a mediados de los noventa. Luego se presentaría hasta tres veces a unas elecciones presidenciales (2002, 2007 y 2012). La primera de esas campañas quedó marcada por el bofetón que le dio a un niño al que acusó de querer robarle la cartera. Y su última intentona fallida acabó con un apoyo en la segunda vuelta al socialista François Hollande en lugar del conservador Nicolas Sarkozy. Un precedente que el flamante 'premier' intentará aprovechar para amansar al Partido Socialista, pero que la derecha republicana aún no le ha perdonado.

Como suele hacerlo, el alcalde de Pau (suroeste del territorio galo) se presentó este viernes como una Casandra: «Nadie mejor que yo conoce la dificultad de la situación actual». Su biografía destaca por haber sabido advertir sobre problemas enquistados en Francia (desorden en las finanzas públicas), además de haber tenido algunas intuiciones premonitorias. Por ejemplo, supo identificar la existencia de un espacio centrista que podía superar a los partidos tradicionales. Pero no fue Bayrou quien hizo realidad esa hipótesis, sino Macron.

Un pacto entre ambos en febrero de 2017 propició que el veterano dirigente retirara su candidatura para las presidenciales de ese año y favoreciera la victoria del joven aspirante. Y eso que pocas semanas antes el líder del MoDem se había mostrado especialmente crítico con Macron: «No funcionará (…), porque los franceses verán lo que hay detrás de este holograma. Hay un intento de los poderes financieros que ya no se conforman con el poder económico, sino que también quieren el político».

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Desde entonces, las relaciones entre ambos dirigentes nunca han sido del todo fluidas. Bayrou amenazó en más de una ocasión con retirar su partido de la coalición macronista. Este binomio ocupa ahora los dos principales puestos de responsabilidad en el país. Y lo hace en medio del claro declive en que se encuentra inmersa la presidencia de Macron.