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Casi trescientos temblores han sacudido la isla griega de Santorini en los dos últimos días. No han sido especialmente fuertes -el mayor se registró ayer y tuvo una magnitud de 4,9 en la escala de Richter-, pero el incremento de la actividad sísmica en ... esta joya turística ha disparado las alarmas. Sobre todo porque la isla es en realidad la parte de la caldera de un volcán que sobresale del agua y los expertos temen que estas sacudidas sean el preludio de una catástrofe de mayor envergadura. Al fin y al cabo, Santorini, tal y como se conoce en la actualidad, se formó hace unos 3.600 años tras una de las mayores erupciones de la historia. No obstante, las Autoridades subrayan que los terremotos son de índole sísmica -provocados aparentemente por la activación de una falla- y no volcánica.
«Esperamos que la actividad continúe durante varios días como parte de una larga secuencia sísmica», avanzó ayer Efthymios Lekkas, profesor de geología tectónica y gestión de desastres, en declaraciones a la televisión nacional griega. «Todos los escenarios están abiertos ahora mismo. El número de temblores ha aumentado, también su magnitud, y los epicentros se han desplazado al noreste. El nivel de riesgo ha escalado», añadió el sismólogo Gerassimos Papadopoulos.
El profesor de Geología Manolis Skordylis reconoció que cabe la posibilidad de que se produzca un terremoto de magnitud 6 o superior, y las Autoridades recomendaron a la población evitar la costa por temor a que se forme un tsunami. Al fin y al cabo, los seismos se concentran en las aguas cercanas a Santorini y en 1956 un temblor de magnitud superior a 7 provocó una ola gigante que dejó 53 fallecidos tanto en esa isla como en la cercana Amorgos. A esto se suma el peligro de los corrimientos de tierras, del que los residentes son avisados a través de alarmas en los teléfonos móviles.
De momento, en la última semana, se han registrado 439 temblores, de los cuales 67 han tenido una magnitud de entre 2 y 3 en la escala de Richter y 19 han superado los 4 grados. «Es un fenómeno geológico muy intenso», confirmó desde Bruselas el primer ministro heleno Kyriakos Mitsotakis, en referencia a lo que se conoce como enjambre sísmico. No obstante, el dirigente pidió calma tanto a la población que el domingo pasó la noche fuera de sus viviendas por temor al derrumbe de los edificios como a los turistas que comenzaron a abandonar el lugar con miedo. «Sigan las recomendaciones de Protección Civil», pidió. Los centros educativos permanecerán cerrados al menos hasta el viernes.
«Durante tres días se han ido sucediendo terremotos todo el rato, cada cinco minutos. No paran y toda la isla está traumatizada. No hemos podido dormir. Había mucho ruido y tuvimos que salir corriendo, así que no podemos seguir aquí», afirmó a Reuters Tzanis Lignos, uno de los muchos que abandonaron la isla en uno de los ferris que cubren el trayecto hasta la Grecia continental. «Hemos tenido paciencia durante los últimos tres días, pero hoy -por ayer- ha sido el peor y nos vamos», añadió el septuagenario Zoi Lignou.
Los servicios marítimos aumentaron y diferentes aerolíneas añadieron vuelos a sus líneas regulares para facilitar la evacuación de quienes han decidido buscar un lugar más seguro. Aegean duplicó los enlaces con la capital griega, Atenas, para ayer y para hoy. Según diferentes agencias de viaje, los billetes se agotaron en cuestión de minutos.
El trayecto opuesto hicieron decenas de equipos de emergencias. Sanitarios, rescatistas y especialistas en el uso de drones llegaron a la isla para prevenir daños y paliarlos en caso de que se produzcan. Con ellos llevaron decenas de tiendas de campaña, para utilizarlas en caso de que se materialicen los peores temores y haya que evacuar a la gente de sus casas. Atenas ni siquiera ha descartado el envío del ejército, porque el Gobierno tiene muy presente también lo sucedido en la isla canaria de La Palma.
«Tenemos que estar preparados, aunque luego puede que no suceda nada», sentenció el alcalde Nikos Zorzos durante una rueda de prensa. Santorini es una localidad relativamente pequeña con una población permanente de poco más de 15.000 habitantes. Sin embargo, sus edificios de fachadas blancas que se recortan contra el azul del mar y del cielo atraen cada año a unos 3,5 millones de turistas y componen una de las imágenes más compartidas en las redes sociales.
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