Kamala Harris ya tiene finalistas para elegir a su candidato a vicepresidente

Si hoy no aparece nadie que compita con ella por la nominación del Partido Demócrata y presente el apoyo escrito de al menos 300 delegados, Harris podrá darse por nominada. La ronda de votación formal para determinar si alcanza los 1.976 delegados que necesita, cifra mágica para la nominación, se hará virtualmente. Le quedaría entonces una semana para anunciar a su pareja presidencial, pero todo apunta a que podría hacerlo antes.

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Fuentes de NBC aseguraban este viernes que Harris se acerca ya a esa decisión. La lista de sus finalistas concuerda con lo esperado. Harris ha considerado algunas mujeres y millonarios, pero los seleccionados son «abrumadamente» hombres blancos que forman parte del aparato y han ganado elecciones en lo estados bisagra que Harris necesita para vencer a Trump en noviembre. El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, traería el estado natal de Biden, el último en darle la nominación en 2020. Shapiro ganó como gobernador por el doble de ventaja que el presidente, por lo que se considera que el entusiasmo de sus seguidores impulsó al niño de Scranton (Pensilvania) para que hoy se siente en el Resolute Desk del Despacho Oval. Fueron sólo 81.000 votos mal contados lo que le distanciaron de Trump, que hace tres semanas hacía campaña en ese estado cuando recibió un disparo en la oreja. Como primer vicepresidente judío, Shapiro daría a los suyos la confianza de que defenderán Israel y eso le permitiría a Harris distanciarse de Netanyahu en el tema de Gaza.

Entre los candidatos está también el senador Mark Kelley, el astronauta de la NASA casado de la congresista Gabrielle Giffords cuando a ésta le metieron un tiro en la cabeza durante un acto público en su estado de Arizona. Desde entonces se ha convertido en un héroe natural y un eficaz abogado por el control de armas. Arizona fue el último estado en dar resultados y uno de a los que más se aferró el equipo de Trump para clamar fraude.

El gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, parece haberse quedado fuera, porque al tener que abandonar el estado para hacer campaña, las leyes locales de Carolina del Norte le obligarían a dejar el poder temporalmente al lugarteniente, un republicano que aprovecha sus ausencias para firmar leyes y edictos que él no aprueba. Está también el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, que ha prometido hacer por ella todo lo que haga falta, sea o no el elegido.

El banderazo oficial de salida lo dio este viernes Barack Obama, que en realidad ha estado en contacto con la vicepresidenta toda la semana, pero quiere dar imagen de neutralidad. El primer afroamericano en llegar a la Casa Blanca es el más venerado del partido, por la capacidad de entusiasmo generado en 2008 y su manejo pionero de las redes sociales para en la campaña. Obama quería adoptar una actitud de hombre de estado al contener su apoyo público a la primera mujer de color que aspira al cargo, pero en privado le ha dado consejos telefónicos para guiarle por estos días de hazaña.

Harris ya ha salvado la democracia, porque en los siguientes tres meses que faltan hasta las elecciones habrá una competición real, en lugar de un candidato envalentonado y otro resignado a la derrota. La moral ha vuelto al Partido Demócrata. Ahora la posibilidad de ver sobre el mismo escenario a Barack Obama, Michelle Obama y Kamala Harris haciendo historia promete convertirse en un festival de entusiasmo, que se celebrará en Chicago la semana del 19 de agosto, cuando el partido se reúna para formalizar la nominación y afinar el mensaje.

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«Estoy deseando que hagamos campaña juntos», le dijo Barack Obama. «¡Y nos vamos a divertir mucho!», le prometió la vicepresidenta.