El magnate coloca a sus abogados y consuma el asalto a la Justicia

Algunos conservadores intercambiaron el miércoles mensajes asegurando que su líder les estaba «troleando» cuando se supo que había elegido como fiscal general a Matt Gaetz, un agitador de derechas acusado en el pasado de tráfico sexual y al que el exasesor de Trump en la Casa Blanca, Stephen K. Bannon, apodaba «el soplete». Se trata de un congresista de la Cámara de Representantes en el que nadie del partido hubiera pensado dado su historial, y hasta es posible que acabe recusado en el momento en que su nombramiento deba someterse al Senado. Varios senadores conservadores han asegurado que no votarán por él pese a tratarse de un elegido por su líder.

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Pues bien, solo veinticuatro horas más tarde y fiel a su nuevo estilo de no tener en cuenta al partido en sus decisiones, el presidente electo nombró a Todd Blanche como fiscal general adjunto, el segundo al mando del Ministerio Público después de Gaetz. Blanche fue fiscal de Manhattan y ha coordinado y supervisado la defensa del magnate en sus problemas con la Justicia, entre ellos el 'caso Stormy Daniels' y el de los papeles secretos hallados en Mar-a-Lago. Su designación es un torpedo contra la línea de flotación de sus cuatro procesos penales, que ya tenían casi nula posibilidad de salir adelante.

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Si es confirmado, Blanche supervisará al departamento que acusó a Trump. Le acompañarán Emil Bove como fiscal general adjunto asociado principal, y John Sauer, el procurador que representó al magnate ante el Tribunal Supremo cuando se debatió su derecho a la inmunidad.