El siniestro en Corea del Sur vuelve a poner a Boeing en el ojo del huracán

Con 179 fallecidos y solo dos supervivientes, se trata del peor accidente de aviación que ha tenido lugar en territorio surcoreano y su tercera mayor tragedia aérea. En 1983, un caza soviético abatió un avión de Korean Air que se había perdido en el espacio aéreo de Rusia, matando a las 269 personas que iban a bordo. Y, en 1997, otro aparato de Korean Air se estrelló en la isla de Guam, en el Pacífico, y murieron sus 225 ocupantes.

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Pero, desde hace once años, las aerolíneas surcoreanas presentaban uno de los mejores registros de la aviación internacional al no haber sufrido ningún accidente mortal. Para recordar el último, había que remontarse al 6 de julio de 2013, cuando un avión de Asiana se salió de la pista al aterrizar en San Francisco y acabó chocando contra un muro, con el resultado de tres fallecidos.

Durante las décadas de 1980 y 1990, las aerolíneas de Corea del Sur sufrieron en total quince accidentes que dejaron 777 muertos, incluyendo un atentado perpetrado en 1987 por dos espías norcoreanos que pusieron una bomba en un avión que hacía la ruta de Bagdad a Seúl con escala en Abu Dabi. Desde entonces, han mejorado sus medidas de seguridad hasta que esta tragedia ha golpeado al país en plenas vacaciones navideñas.

Hasta que se aclaren las causas y se sepa si el accidente ha sido por un choque con aves o por un fallo en el motor y el tren de aterrizaje, el siniestro vuelve a poner en el ojo del huracán a la compañía estadounidense Boeing.

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Precisamente, el 737-800 de Jeju Air es el modelo anterior al polémico 737 MAX 8, cuya seguridad quedó en entredicho por sendos accidentes mortales que ocurrieron en octubre de 2018 en Indonesia y en marzo de 2019 en Etiopía. Boeing se vio obligada a revisar su seguridad y las aerolíneas de todo el mundo dejaron de volar dicho aparato hasta 2020. Su imagen se vio muy perjudicada frente a su competidor europeo, Airbus.