Valerón levita en El Sardinero

Ignacio S. Acedo

Domingo, 14 de septiembre 2014, 01:45

La UD se ha tomado la faena tan en serio que, por lo pronto, anoche durmió en lo más alto de la tabla. Líder y tras añadir al Racing a su lista de víctimas. Al paso que va, pocos serán los rivales que se salven del rodillo, porque el equipo ha entrado en combustión y ya no discrimina. Al que pilla, destrozo asegurado.

El Sardinero fue escenario anoche de una lección magistral de la UD, que, luego de superar un inicio de gelatina, acabó pasando por encima del Racing. Todo se precipitó tras el descanso, cuando el partido se inclinaba con ventaja mínima para los propietarios del estadio y alimentaba ciertas dudas sobre las capacidades de solventar la cuestión. Lejos de achicarse, y en un ambiente bravo, con un rival enfurecido y que soltó todo lo que pudo y más, emergió, Valerón al frente, el candidato que se esperaba. Un vendaval de fútbol que silenció Santander y acabó venciendo la fiera oposición que amenazaba con dar el primer disgusto del curso. Paco Herrera activó la feria con los cambios. La entrada de Valerón ejerció de llave maestra. Bailó Valerón y, con él, todos los demás. El gol se convirtió en un trámite ante la crecida monumental que acorraló el área cántabra. Y cayeron los aciertos como estaba manado y era de ley.er Primero, Araujo. El argentino, que ya suma cinco, había visto puerta de todas las maneras. Chutazo a la escuadra, de rebote, con la izquierda, con la derecha... Ayer añadió una finalización para estudio: marcar sin buscar el balón. Porque en la acción que parió Nauzet, es la pelota la que acaba en los pies del Chino. No tiene nombre su estado de gracia. Después de intentarlo con ahínco, hizo diana cuando ni él lo esperaba y en una prolongación afortunada. Vale igual, en todo caso, y en esta ocasión sirvió para alumbrar el camino. Tras Araujo, Ángel, que ya es decir. Metido con calzador en la banda izquierda por imperativos de la enfermería, el lateral de Pozo Izquierdo apareció en boca de gol para culminar una excelente triangulación entre Valerón, gestor de todo lo bueno, Aythami, metido a enviar roscas precisas, y Nauzet, que dejó el descabello a punto. Ahí se coronó un trabajo gremial excelso, generoso en sudor y que dispara la credibilidad del proyecto. En mitad de una selva de faltas, hostilidades y con el reloj en contra, la UD gestionó con naturalidad y éxito cada uno de los imperativos. Victoria incuestionable, rotundísima. Y que avisa al resto de que aquí se cuecen grandes tiempos.

El Racing dirigió el partido a la testiculina, convirtiendo cada balón dividido en un gesto de supervivencia. Y a la UD le pilló muy lejos el asunto. Efectivamente, tal y como había repetido Herrera hasta el hartazgo, el adversario se aplicó con una electricidad al borde del reglamento. Dieciocho faltas en la primera mitad, alguna sin balón y al tobillo. Por ahí venían sus opciones de aplacar a la UD. Y contras al galope. Incomodada Las Palmas, fue irreconocible cuando tuvo el balón. Incapaz de hacerse sitio y de probar a Mario más allá de intentonas lejanas, la UD pasó malos ratos en medio de idas y venidas vertiginosas que rompían su plan. Una falta muy tibia de Nauzet, una incursión de Simón que acabó en chutazo al primer palo y alguna aparición de Araujo supusieron las únicas noticias ofensivas. Y todas, a golpe de voluntad, porque lo de combinar y abrir el campo resultó un imposible. El Racing sembró de trampas el césped y no escatimó a la hora de meter la pierna. Demasiasas urgencias las suyas como para meditar soluciones. Costó ver a Hernán y Javi Castellano tuvo más apuros que nunca. A Roque, por momentos, le superó todo. Ahí, en la medular, era donde el Racing le puso un interés criminal por invalidar los recursos de la UD. Y obligar a Aythami o David García a asumir iniciativas ya era mal negocio. Al filo de la media hora, un aclarado en la frontal del área permitió a Miguélez hacer el primero de la tarde. Por lo que se había visto hasta entonces, hasta justicia había en su acierto.

Pero todo varió tras el descanso. El Racing hacía cálculos felices. Esperar a la contra y que el reloj volara y ni disimuló en su repliegue. No intuyó lo que se venía encima. Desde el primer segundo de la reanudación, los murmullos poblaron El Sardinero. La UD olió la sangre y desarrolló todos sus instintos para reventar el orden establecido. Del banquillo salió Valerón, al que verle corretear y gobernar al borde de la cuarentena tiene una emotividad fuera de catálogo.

Con Valerón arrancó el asedio. Con Valerón llegó todo. También alborotó con efecto intimidador Guzmán, una flecha por la izquierda. Ya cuando Javi Soria dejó al Racing con diez por un exceso de otros muchos, la cuestión estaba clara. Ganaría la UD y lo haría por aplastamiento. Primero fue Araujo. Luego, casi al final, Ángel. El 1-2 consumado, sentencia y resignación unánime en Santander. Venció el mejor. Y el mejor lleva varias semanas siéndolo un equipo perfumado hasta cuando toca sudar sangre.

1.- Racing de Santander: Mario Fernández; Francis, Orfila, Samuel, Iñaki; David Concha, Javi Soria, Fede San Emeterio, Álvaro García (Saúl, min 82); Miguélez (Granero, min 70) y Mariano (Adán Pérez, min 63).

2.- UD Las Palmas: Raúl Lizoain; David Simón, David García, Aythami, Ángel López; Hernán (Figueroa, min 76), Castellano, Roque Mesa (Valerón, min 58); Alemán, Asdrubal (Guzmán, min 58) y Araujo.

Goles: 1-0, min 30. Miguélez. 1-1, min 78. Araujo. 1-2, min 87. Ángel López.

Arbitro: Pablo González Fuertes (comité asturiano). Mostró cartulinas amarillas a Hernán y David Simón por la UD Las Palmas y a Mariano, Francis, Iñaki y Fede San Emeterio por el Racing y expulsó con roja directa a Javi Soria (min 70).

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Incidencias: partido de la cuarta jornada de la Liga Adelante disputado ante unos 8.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria del presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, fallecido el pasado martes.