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Un habitante de aguas profundas, lo jondo según los marineros, surgió del anzuelo de unos pescadores deportivos de Morro Jable. Más norte, en la Isla de Lobos, un calderón tropical joven nadaba desorientado en el Estrecho de la Bocayna.
El ejemplar de aguas profundas es el tiburón anguila, que es casi un fósil de pez y que nadie recuerda ver en Fuerteventura. Se trata de una de las dos especies existentes de tiburones en la familia Chlamydoselachidae, con una distribución amplia pero irregular en los océanos Atlántico y Pacífico. Esta especie poco común se encuentra en la plataforma continental exterior y la parte superior del talud continental, por lo general cerca del fondo, aunque hay evidencias de movimientos hacia menores profundidades. Se ha capturado a una profundidad de 1.570 metros, mientras que en oros lugares como Japón es más común en las profundidades de 50 a 200 metros.
Por sus características primitivas, se considera un fósil de pez o lo más parecido a un dragón marino. Sus mandíbulas largas, extremadamente flexibles, pueden tragar grandes presas, mientras que el número de filas de pequeños dientes como agujas evitan la fuga.
Desde hace dos días, un calderón tropical joven merodea por Punta Barreto y el Puertito de Lobos. Los visitantes de la isla no han dejado de fotografiarlo en sus idas y venidas, ni los agentes de Medio Ambiente de vigilar sus idas y venidas.
Un equipo de especialistas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y de la Sociedad para el Estudios de los Cetáceos (SEDAC) se traslada hoy a este parque natural para observar este ejemplar, casi una cría, que bordea la isla sin querer adentrarse en el mar y que mucha gente lo amedrentaría.
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