Último juicio para correcciones

Sergio Lobera confiesa que en la intimidad, con los más cercanos en su núcleo de trabajo, ya despacha una idea aproximada del equipo que competirá en El Sardinero en la jornada inaugural de la Liga. Entre las brumas que el técnico dispersa sobre sus plantes por prurito profesional, el observador externo ya atisba las formas y los ejecutores de su propuesta futbolística.

Lobera, en verbo, se protege con los tópicos más comunes del entrenador, aquellos que eluden el pronunciamiento individual y pondera la importancia de un colectivo cohesionado. Pero, a medida que la temporada se acerca, diseña una formación inicial clara. Con Barbosa como guardamallas vitalicio, y una retaguardia de momento firme y sin encajar goles en la pretemporada que de derecha a izquierda se nombra desde Pignol a Corrales, con David García y Murillo dando solvencia en el centro.

Lamenta Lobera la ausencia, en el equilibrio del equipo, de Javi Castellano, brújula con Juan Manuel Rodríguez la pasada temporada, ahora lastrado por problemas físicos. Mientras tanto, en el medio manda Deivid, Presumiblemente escoltado por David González. En Tenerife se probaron dos fórmulas. Primero Vicente Gómez compartió medular con los anteriormente nombrados, mientras Nauzet y Vitolo se escoraban en bandas. Esa tocó hueso, obtusa y plomiza. Después le relevó Momo y el equipo fue más vertical, por detrás de Chrisantus.

Ante el Tenerife, se seguirá probando la profundidad de plantilla. Se juega la vuelta de la Copa Maohu, después del empate a cero del Heliodoro. El fútbol vertical, pero romo, de Las Palmas en el Heliodoro, fue frenado con algo de dureza por el rival blanquiazul, que hasta la fecha demuestra su papel inferior en la partida. Lobera espera hoy guante blanco y diversión.

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