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Es uno de los canteranos emergentes de La Masía. En dos años ha firmado 67 goles, inmejorable tarjeta de presentación para su rol de delantero. Sandro Ramírez (1995) salió del Veteranos del Pilar, pasó por La Feria y reventó todos los registros en la UD. Ahora, en el Barça, el futuro es suyo.
Con el privilegio de ser el único futbolista canario que hay en las categorías inferiores del Barcelona, la historia de Sandro ofrece singularidades notables. «Desde que levantaba dos palmos ya se le veían maneras», reconoce su padre. Será verdad porque en su carrera no ha parado de dibujar progresiones increíbles que acabaron alojándole en la sede mundial del buen gusto por la pelota: el Barcelona. Su rendimiento en el cadete A, tras dos años en el club catalán, no ha hecho más que confirmar los excelentes presagios que emite sobre el césped. «Acabo de renovar hasta junio de 2014 y, la verdad, soy muy feliz. Estoy en el mejor club del mundo, me he adaptado perfectamente a la vida en La Masía y me siento querido y respetado por todos. Más no puedo pedir», asegura Sandro, cuyo objetivo vital apunta a las estrellas. Aspira, ni más ni menos, que a la conquista del Nou Camp: «Vivo en el mismo estadio, en unas dependencias que hay bajo los graderíos, a la espera que se abra la nueva residencia. Y cada día sueño con hacer goles, ganar títulos y ser aplaudido por toda la gente que llena el campo. Voy a dejarme la piel por triunfar en el Barcelona».
Sandro perteneció siete años a la disciplina de la UD. Con promedios goleadores escandalosos (llegó a superar los doscientos tantos una vez), fue inevitable que despertara el interés de toda España. Al final, optó por el modelo del Barcelona, irrechazable por su oferta integral: una residencia modélica, exhaustivo control académico y la lanzadera de la que han salido, entre otros, los Xavi, Iniesta, Piqué, Messi o el tinerfeño Pedrito. «La UD tuvo un comportamiento magnífico conmigo. Me dio todo tipo de facilidades para irme y quiero resaltarlo. Entendieron mi deseo de ir al Barça. Allí la vida es muy ordenada. Por la mañana, estudio. Por la tarde, entrenamiento. Comparto habitación con dos compañeros de mi edad. Tengo muy claro que no debo abandonar mi formación, aunque mi pasión es el fútbol. En el Barcelona todo es compatible. Es más, te exigen buenas notas para quedarte allí», añade. Internacional sub-16, ya se ha recorrido medio mundo juntando sus experiencias de club y de selección. Italia, Qatar, Rusia, Corea... «Estoy teniendo experiencias muy positivas a todos los niveles y, con humildad, sacrificio y mucho trabajo, mi deseo es continuar escalando peldaños, ser ambicioso».
Admirador de Villa, en cuyo dominio del área se reconoce, tampoco olvida sus orígenes: «En Las Torres sigo jugando con mis amigos, me gusta estar en el barrio, recordar los viejos tiempos». Sandro descansará en casa hasta agosto. Luego continuará con su reto monumental.
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