¿Quiere comer sobre un cuerpo desnudo?

Se llama niyotaimori si es sobre una mujer y nantaimori si se trata de un hombre, pero igual le suena más como sushi corporal, o, puestos a simplificarlo, degustar cocina japonesa servida sobre el cuerpo desnudo de una persona, de manera que esta hace las veces de vajilla. Si quiere probarlo, no tiene más que acercarse al Casino Las Palmas, en la capital, donde el tercer jueves de cada mes habrá una velada de sushi corporal sobre dos modelos, un hombre y una mujer. El precio del menú es de 25 euros y el Casino informa de que el segundo plato se sirve en la mesa, esto es, en la de cuatro patas y con vajilla tradicional.

La empresa que trae a Canarias esta singular iniciativa explica en un comunicado que «antes de convertirse en bandeja viviente para sushi, la persona es entrenada para permanecer tumbada durante horas sin moverse. Además, debe ser capaz de tolerar la exposición prolongada a la comida fría. El vello corporal debe depilarse. Antes de servir la comida, la persona debe tomar un baño usando un jabón especial sin aroma, terminado con agua fría para bajar un poco la temperatura del cuerpo. Para cumplir las leyes sanitarias de algunas partes del mundo es necesario interponer una capa de plástico u otro material entre el cuerpo y la comida».

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Como reconoce el Casino Las Palmas, esta singular modalidad gastronómica no está libre de polémica. De hecho, esta misma semana el propietario de un restaurante de Vila-real, en Castellón, se vio obligado a suspender la iniciativa, después de que el Observatorio de Publicidad No Sexista de la Generalitat recibiera más de 140 denuncias de colectivos y particulares que consideraban que esta práctica atenta «contra la dignidad de la mujer», según informaron fuentes de la Conselleria de Bienestar Social. La Conselleria hizo una recomendación al restaurante para evitar la celebración de este «espectáculo» aunque recalcaron que sólo era una «recomendación» porque no se trata de una actividad prohibida, siempre que el local cuente con las pertinentes licencias para hacerlo, según fuentes de la Generalitat valenciana.