Carmen López Navarro lleva haciendo turrones desde que tiene uso de razón. Su madre, María Jesús Navarro Cárdenes, fundó la Dulcería San Mateo hace cincuenta y cinco años, más de medio siglo, y ya por aquel entonces este producto tan navideño se producía en el negocio.
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«Empecé a hacer turrones con diecisiete años, aunque entonces teníamos las variedades clásicas». Ella, junto con su madre, aprendió y perfeccionó el arte del turrón hasta convertirse en una gran referencia a nivel regional. «Viene gente de todas partes. Los extranjeros se llevan a sus países porque allí no tienen, y muchos canarios de otras islas vienen exclusivamente cada año a comprar aquí el turrón».
De esos inicios y aprendizaje a la actualidad, el crecimiento y la demanda ha ido creciendo al mismo ritmo que lo ha hecho el número de variedades que vende en la dulcería. «Al principio teníamos los turrones clásicos, dos o tres. Ahora tenemos más de veinte variedades».
Carmen señala que aunque todas ellas tienen mucha demanda y éxito, uno es el turrón estrella que arrasa cada año. «El turrón de pan de apóstol de San Mateo es uno de los más vendidos. Es una mezcla de muchos turrones, que junto al licor de almendras y los secretos que no te puedo contar, se va al horno y queda listo. Es el único que se hace de esta manera».
La maestra turronera confiesa que «todos los hacemos de manera artesanal, nada a nivel industrial. Por eso no usamos conservantes de ningún tipo, no vale la pena. Se preparan y la gente se los lleva sobre la marcha se los come. No acumulamos nada, porque nuestra capacidad es limitada y la producción es pequeña».
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Esto sin duda forma parte de la magia de esta célebre dulcería, también famosa por sus tartas y dulces desde el año 1968, una autoridad en el sector que mantiene intacta su esencia familiar. «Aquí somos diez empleados, y lo hacemos todo con el cariño de siempre». Aunque tiene algunos turrones a la venta durante todo el año, sin duda las fechas navideñas suponen un aumento considerable de las ventas.
«Evidentemente a partir de octubre aumentamos las variedades. Desde el turrón de coco al de nueces, pasando por el de yema tostada, praliné, crema de almendras, mazapán trufado, castañas asadas en brasa, pan de Cádiz o el de trufa con frutos secos». Este último está surtido con todos los frutos que se pueda imaginar, y es otro de los favoritos de la clientela.
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¿El precio de tan venerado producto? Unos 29 euros el kilo. Aquí el comprador se lleva su turrón al corte, y la frescura está garantizada pues prácticamente se venden todas las elaboraciones el mismo día que salen del fuego. Una delicia que ya forma parte de la historia de San Mateo y por supuesto de toda la isla de Gran Canaria, que presume de tener uno de los mejores turrones artesanales de España gracias al buen hacer de Carmen y todo su equipo, un ejemplo de amor a la tradición y a la elaboración manual que marca la diferencia. Ella mantiene viva la gran labor que inició su madre, y que ahora todos podemos disfrutar y saborear.
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