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Mucho se ha hablado a lo largo de los años de El Senador, muchos de cientos de miles han sido los clientes de aquí, de más lejos y de muy lejos que han acudido, seguro que más de una vez, a tomar asiento en su sensacional terraza para disfrutar de su carta, bien argumentada, porque siempre han contado con esos platos y elaboraciones que apetecen cuando uno disfruta del privilegio de sentarse ante las insuperables vistas de la Playa de Maspalomas, con el olor a salitre irrumpiendo en la velada de manera natural.
Magnífico también ha sido siempre el trato y la eficacia de su personal, rápidos, atentos, sin que falte mención muy especial a Ana, capaz de arrancarle mil sonrisas al comensal a la par que le recoge la comanda.
A lo largo de estos años, El Senador ha sido más que un restaurante, ha sido, y sigue siendo, un lugar para estar, donde es casi imposible que uno no salga más feliz de lo que entró tras degustar alguno de sus platos que han marcado siempre un extraordinario ritmo gastronómico.
Entre tanto y tan bueno, muchas han sido las veces que se ha escuchado que El Senador tiene un homónimo, de idénticas raíces, en la isla de Menorca y que, un viaje hasta allí merece mucho la pena, y más ahora que Binter lo hace posible en un solo salto y pone como adelanto el aperitivo.
Sobre todo, según cuentan, el saltito merece la pena para probar uno de sus platos estrella: la langosta con huevos fritos y papas fritas, pero desde el pasado verano este plato ya era un fuera de carta en El Senador en Gran Canaria, solo para unos pocos privilegiados conscientes de que el manjar ya se elaboraba en la cocina de Maspalomas.
Tanto se había hablado que se podía llegar a pensar que este plato era una leyenda y que solo podía disfrutarse a kilómetros de aquí, pero El Senador, ese lugar que siempre funciona y donde es difícil que algo salga mal, ha dado un golpe de timón, completando ahora su carta con lo mejor de aquí y de allí. De paso han dado unas cuantas pinceladas al local, no tanto porque le hiciera falta sino como una adaptación a la propia evolución de una versión, aún más mejorada, de todo lo bueno que tienen y que saben hacer.
Un apunte, que no pase este verano sin probar este plato importado, magnífico y mítico, con esas papas fritas al estilo francés, bien crujientes; esos huevos coronando el espectáculo, con su puntilla y un toque de pimentón que alegra aún más la yema viva y cremosa, una cebollita frita, que aporta textura y un ligero toque de dulzor, más unos ajitos fritos que acompañan sin restar y por reina, la langosta, que se despega del caparazón sin esfuerzo y absolutamente soberbia en su punto exacto de cocción.
Y esto en los principales, pero lea la nueva carta que aún retiene esos platos que siempre han conseguido hacer regresar a su público y acomódese para recibir, seguro que, de buen agrado, nuevas sorpresas, como una ensalada con salmón de Uga sencillamente divina.
Si desde siempre han conseguido ser el punto de encuentro de muchos en los meses estivales, esta temporada que comienza merece una visita sin demora porque habrá que probar lo nuevo y, como no, volver a disfrutar de lo que siempre han sabido hacer mejor que bien, como sus arroces, para que El Senador siga formando parte de la memoria y los buenos recuerdos.
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