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Cada vez suena con más fuerza el nombre de este insigne e histórico restaurante en nuestra capital y, según cuentan, ello se debe a que ahora está en manos expertas, trabajando cada día para que este local ocupe el lugar que siempre ha merecido.
El camino para ello no puede ser más acertado, selección minuciosa del mejor producto procedente de Galicia, el tratamiento acertado que el género merece y seguir el compás de lo que marca la temporada. Cada producto, en su mejor momento.
Estas tres premisas se convierten en los ingredientes esenciales que el comensal podrá percibir en todo lo que pruebe.
Y qué decir de la atención que siempre caracterizó a este local, con la bienvenida de Eustaquio, el resto será una suma constante, experta y exquisita.
Cada vez quedan menos locales en donde el producto sea en sí mismo, la elaboración estrella. No hay florituras, ni añadidos, ni detalles que no se entiendan.
Comenzando por su propuesta de mariscos: navajas, vieiras, zamburiñas, langosta, percebes o incluso camarón gallego, si la temporada lo permite, elaborados desde el máximo respeto a la tradición, dejando, por tanto, que brille con luz propia un género de primerísima calidad, sin ningún género de duda.
La empanada gallega se convierte en el entrante esencial para arrancar el viaje a través de los sabores gallegos más auténticos que podemos encontrar en nuestra capital. El jamón 5J, solo tratado por expertos cortadores, hará que disfrute de todo el aroma, la textura y el sabor que este producto ofrece.
Además de ensaladillas, salpicón de buen marisco o el siempre apetecible pulpo a la gallega, conforman, entre otros, ese pleno acierto a la carta del Rías Bajas.
Como punto de partida, una materia prima excelente, como paso siguiente, unas manos expertas que saben cómo sacar el máximo partido y, a partir de ahí, a criterio del comensal, quedará decidirse entre un arroz magnífico, un pescado sensacional o una carne gallega insuperable.
Arroces de marisco, de chocos, o la propuesta del chef. Pescados como lubina, merluza o rodaballo de roca y en carnes, paletilla y chuletillas de cordero o un fabuloso chateaubriand, serán algunas de las propuestas que se encuentre en la carta. Garantizamos que todo resulta soberbio al paladar y, lo mejor, sin disfraces que lo confundan.
Ya en materia de postres, se convierte en capital disfrutar de unas auténticas filloas gallegas.
Para que su visita sea aún más completa y placentera, le recomendamos que, antes de pasar a la mesa, se tome un ratito de algo en la barra. Manos expertas ejecutarán un cóctel con el que ir abriendo boca. Déjese asesorar porque la apuesta en esta nueva etapa también es inequívoca: calidad y experiencia.
Todo ello también se traduce en su carta de vinos donde dará con referencias poco habituales, conviviendo con los clásicos e infalibles que nunca defraudan.
Evidente es el éxito que vuelve a sonreír al Rías Bajas, su terraza y sus salas se llenan a diario, así que lo ideal es que reserve mesa porque el resto del día resultará magníficamente sabroso tras la experiencia.
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