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Sabores, aromas y texturas diferentes llenan una carta de sugerentes y exóticas propuestas, dejando constancia de una gastronomía absolutamente multirracial.
Influencias chinas, indias, tailandesas e incluso portuguesas, dan como resultado una cocina súper diversa en sabores y también en colores.
Ir a Casa Malasia es sinónimo de disfrute. Elena seguro que le recibirá con una amplia sonrisa y le acomodará en la mejor mesa que esté disponible, en una sala llena de detalles que le harán ubicarse a muchos kilómetros de aquí.
Una vez y reciba la carta, se podrá ir haciendo a la idea de la infinidad de platos que son capaces de hacer en la cocina de este original local. Elena y su sonrisa, le acompañarán gustosamente en la complicada elección, por no decir que, probablemente, lo que le sea más difícil será aparcar platos para una segunda, tercera y seguro que cuarta visita.
Comencemos dando una calurosa bienvenida a la cocina malaya con una de sus sopas. Nuestra favorita, la de mariscos, acompañada de un toque picante, indispensable en muchos de sus platos, que podrá subir de intensidad según tolere su paladar.
Pero si hay un plato representativo de Casa Malasia son sus entremeses especiales, donde en redondo, podrá hacer un viaje relámpago a los sabores malayos, sin salir de Las Palmas de Gran Canaria. Empanadillas, rollitos vietnamitas, crujientes bolitas de verduras fritas, harán de vagón durante el paseo.
La tosta de pan malayo resulta ser absolutamente indispensable desde que arranque el cosmopolita festival y hasta el postre. Además de ser el aliado perfecto para rebañar esas salsas potentes y exquisitas que acompañan a prácticamente todas las elaboraciones principales de la carta. Si desea añadirle la salsa de manises, la idea no podrá ser más acertada.
Todos sabrosos, todos apetecibles, todos cargados de ingredientes especiales, preparados según técnicas ancestrales y tan remotas como las de los primeros pobladores de la isla de Borneo.
Sus fideos de arroz con gambas al estilo Singapur perfectamente podría ser un plato de consumo cotidiano. La textura de los fideos y las verduras salteadas que lo acompañan, así como la salsa que realza el conjunto de manera más que notable.
Todos los arroces, hasta el mismísmo arroz blanco resultan insuperables en su textura. Nosotros nos declaramos adictos también a su arroz con cúrcuma y frutos secos.
Si hay un plato donde podrá absorber todo el sabor de Malasia a bocados, sin duda es el solomillo sambal. A base de chiles frescos, cuidando hasta el extremo su intensidad, con un punto de acidez más que agradable y correcto, bañando generosamente un solomillo tierno y jugoso que podrá partir con un tenedor. Sin duda, para nosotros, este es un plato que no debería faltar en su elección. Elena y su marido lo acompañan de un arroz blanco y no puede ser una guarnición más acertada.
La lista de imprescindibles en Casa Malasia nos resultaría interminable. Si la suya se trata de una primera visita, no deje de lado los pinchitos de pollo con salsa de manises, cualquier elaboración de carne, pescado, pollo o marisco al curry que preparan y por supuesto, una ración de verduras como más le gusten.
Pero si hay algo que nos hace volver una y otra vez en buena compañía a Casa Malasia, es la amplia carta libre de gluten, así como igual de amplia, la carta de platos vegetarianos. Y no, no le hablamos de dos o tres elaboraciones a tal efecto. Le hablamos de carta completa y extensa de platos vegetarianos como las berenjenas en salsa de ajos, los raviolis al vapor o las croquetas de tofu.
Y en materia de platos libres de gluten, ternera, cordero, pollo, mariscos tanto al curry o en la irresistible salsa sambal. Sopas y entrantes variados y un increíble pan de lentejas, entre otras muchísimas propuestas que harán que nadie pase desconsuelo o tenga que rechazar compartir experiencia con el resto de los comensales. Sin temor a equivocarnos, de las cartas más extensas en nuestra capital con tanta variedad perfectamente adaptada a gustos e intolerancias.
Si además quiere llevarse un recuerdo aún más agradable aparte de dulce, las nueces garapiñadas serán el idioma más correcto para despedirse con un hasta pronto.
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