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En el siempre brillante Boulevard El Faro y con una de las mejores terrazas de la isla, Maximilian's cumple con una norma fundamental y no tan común: la solvencia y la seguridad de que la experiencia estará al nivel deseado. Un restaurante italiano de corte clásico, de generosa carta donde la pasta y las especialidades destacan, pero donde las pizzas y los entrantes son también activos de mucho valor.
Evidentemente, en la exclusiva zona turística de Gran Canaria el servicio debe ser impoluto, profesional y sólido, algo que aquí se cumple a la perfección. Esto es un hecho que como comensales damos por seguro, hasta que nos encontramos con un servicio no tan preparado y nos damos cuenta de la importancia de este punto.
Al frente de equipo, un veterano jefe de sala que no necesita mucha presentación, Vladimir Alonso, presente en toda la terraza para que nada falle, además de custodiar la exclusiva bodega que atesora Maximilian's, con vinos realmente interesantes, tanto nacionales como extranjeros, con evidente presencia canaria. Como debe ser. Vladimir, que además de ser la cabeza visible en el servicio es el sumiller, le recomendará la mejor opción para que el maridaje sea perfecto.
Le propongo un ejercicio de imaginación: cierre los ojos, imagínese en una amplia terraza con vistas al mar, al faro de Maspalomas, esperando un atardecer de verano mientras consume, por ejemplo, un Raggio di sole all'ossobuco (pasta rellena de ossobuco con mantequilla y salvia) junto a un formidable vino. Ahora imagine que termina ese atardecer, la suave música hace de acompañante y le llega a la mesa uno de los mejores tiramisú que pueda comer. Al fondo, el mar. Siempre el mar. ¿No suena mal, verdad? Pues esto, entre otras muchas cosas, lo ofrece este solvente restaurante.
En mi última visita, hace unos días, pude rememorar esos sabores asociados al placer más sencillo pero que más cumplen su función. Carpaccio de buey con parmesano, sublime; una focaccia de romero siempre necesaria para abrir boca; unas pastas bajo la recomendación de Vladimir, siempre acertado, y el famoso tiramisú. La carne y el pescado protagonizan la parte de especialidades, como el Sogliola Maximilian's (lenguado con champiñones, gambas, mantequilla, limón y tomate) o las diferente opciones de solomillos y escalopines. Sin olvidar, es evidente, la oferta de rissottos, ideal para compartir, frescas ensaladas y las apetecibles pizzas.
Además del buen hacer de la cocina, el otro gran fuerte del establecimiento es su acogedora terraza, donde pueden sentarse unas 76 personas. Está ideada para que los comensales nunca pierdan de vista lo realmente importante; el paseo, el mar, las zona ajardinadas, el faro. Pero también está organizada para que los clientes tengan el suficiente espacio entre mesa y mesa que garantice un almuerzo o una cena tranquila, íntima. Y esto se agradece especialmente, porque tampoco es tan común, y más en la zona turística. Desde que entras, en la confortable zona de espera, hasta que coge asiento, todo está preparado para la plena comodidad.
Y un último consejo: antes de terminar la experiencia, y tras el postre, no deje de probar alguna de sus variadas grappas italianas. Hay ahí auténticas joyas que merece la pena conocer.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Lucía Palacios | Madrid
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