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Seguro que alguna vez te has reunido en casa de unos amigos tras un viaje para compartir las sensaciones y las emociones que conlleva conocer lugares diferentes, porque, cuando esas vivencias se comparten, parece que vuelves a irte y, de paso, te llevas contigo a esos amigos que han venido a darte una calurosa bienvenida.
Pues justamente eso es lo que Gilberto y Héctor han conseguido plasmar, a través de la carta, a través de cada plato, de cada elaboración y en cada una de las paredes que guardan este precioso local; el salón de unos amigos donde contarte y compartir, todo lo bueno vivido.
928 Capital es un viaje a través de las culturas gastronómicas más potentes, más reconocidas, las que más se nos antojan y las que siempre nos seducen.
Ellos han logrado versionar y equilibrar ingredientes y técnicas de aquí y de mucho más allá hasta dar con una carta llena de irresistibles propuestas, todas llenas de creatividad, empezando por el nombre de cada plato como despegue, que nos llevará a emprender un viaje gastronómico único en nuestra ciudad.
Tanto Gilberto, nacido en Arucas, como Héctor portoriqueño de nacimiento, se conocieron en Nueva York, ambos trabajaban en el sector de la moda, en marcas de reconocido prestigio mundial y ambos ciudadanos del mundo en el que viven.
Los kilómetros recorridos hasta conocerse sumaban miles y, desde entonces, se siguieron sucediendo en clave compartida. Descubrir los sabores de cada ciudad a la que llegaban, era parte fundamental del mapa que transitaban.
Dejaron atrás sus profesiones, como dice Gilberto, «nos cansamos de la oficina y de la corbata», para dedicarse juntos, a lo que más les gustaba y emprendieron viajes alrededor del mundo hasta que llegó el regreso, a la Gran Canaria natal del Gilberto y San Agustín, fue la primera parada.
«Allí nunca nos fue mal, nos sirvió como aprendizaje a ambos y guardamos grandes y buenos recuerdos, pero las circunstancias nos hicieron ver que no era el momento», nos cuenta Gilberto.
Tras el cierre en San Agustín aterrizan en la capital, en la encantadora trasera del Teatro Pérez Galdós y, tan pronto como pases por delante, estarás deseando entrar a echar un vistazo. Hasta las sombrillas llamarán poderosamente tu atención.
Héctor en cocina, ideando e intercalando culturas gastronómicas hasta dar con el punto exacto de sabor y de textura que haga viajar al comensal, muy lejos de aquí. Gilberto en sala, con un control y dominio absoluto de todo lo que sucede en este encantador local, que más parece un salón del que no querrás irte nunca. Y su calurosa bienvenida y su encantadora sonrisa, probablemente dos de los secretos por los que tanto seduce 928 Capital.
No hay rincón sin creatividad, sin arte, sin diseño, nada está decorado porque sí y cada detalle les hablará de Héctor, de Gilberto, de sus viajes y de sus vidas.
El equipaje con el que esta pareja aterrizó llegó cargado de creatividad, comenzando por la carta que no dejará de leer ni uno solo de los platos, todos pensados para compartir y, sin olvidar, como bolso de mano, los clásicos, los que los acompañaron en aquella primera etapa y por los que hoy, el público más fiel, sigue acudiendo.
Eso sí, cuando decidas sacar la tarjeta de embarque, no dejes de lado ni el tartar de atún «Tokio DF» ni el «Ceviche maya», sabores y texturas que dejarán desconsolado al paladar, con ganas de repetir, una y otra vez, el arranque de la experiencia.
Tras el despegue llegarán sensaciones maravillosas, todas evocadoras y, como siempre, cargadas de ingenio, creatividad, intensidad y muchísimo sabor. Prueba de ello, «Paca l´mar se fue a Saigón» de textura extra crujiente que te llevará directo a Tailandia. O las «Ay que te hago costillas» que, sin necesidad de horas de un viaje agotador, te sentirás en el mismo centro de EE.UU.
Donde seguro querrás hacer una escala más larga, será en San Juan y sus «tacones», un plato que hay que probar, si o si y, desde el primer mordisco querrás nacionalizarte en 928 Capital, con Héctor y Gilberto como anfitriones.
«La mejor tarta de limón», según versa la carta y así lo confirman los que han tenido la suerte de probarla, o «la churruca» yuca frita acompañada de irresistibles tentaciones o la tarta tradicional latinoamericana «que por leche no sea» hará más amena la siempre triste despedida, aunque estamos seguros de que, en ningún caso, será definitiva, porque de 928 Capital, uno siempre se va, deseando regresar.
El primer domingo de cada mes, con reserva previa porque siempre se llena, 928 Capital se convierte en el espacio más divertido y ansiado de los domingos capitalinos.
Música, ambiente, local y la misma carta, al antojo del comensal del que mucho se viene hablando como el ratito más exclusivo, por el que el público se pone hasta en lista de espera.
Y como datos de interés, antes de la partida, no dejes de ir al baño y recibir la bendición de 928, no dejes de preguntar a Gilberto por cada rincón, nada está puesto al azar y todo tiene una historia, divertida, bonita, curiosa o intensa. Y déjate llevar porque el viaje, será inolvidable.
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