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Vanesa Delgado / Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 30 de abril 2019, 21:27
Ya no sé que tener en la despensa como tampoco sé cómo organizar el ropero, así que hasta que se estabilice un poquito la cosa toca tirar de recetas socorridas, aparentes, que no te dejen frío en el estómago y que si de repente a mediodía sale el sol, no te entre un sofoco después del almuerzo y para eso las quiches son ideales.
De todas maneras en futuras entradas colgaré la quiche de mi cuñado Jorge que tras muchas y muchas pruebas/ errores dio con el queso definitivo y el sabor de la quiche que su abuela le preparaba, acepté el reto e iré a por el próximamente....
Esta que les traigo es la receta a capricho de mi hija la mayor. Le encanta la berenjena así que cada vez que una receta la permite se la ponemos, ella feliz y yo más que contenta, porque cuando cocinas para los que más quieres nada como que les guste, repitan y te sigan pidiendo que la cocines cada vez que puedas y como la “niña” se me fue de viaje solidario a Tánger, al regreso quise tener preparado todo aquello que más le gustaba y de ahí esta quiche esperando por ella al igual que todos los que la queremos. Deseando verla y escucharla porque durante el tiempo que estuvo en Tánger apenas pudimos contactar con ella.
La quiche es suave y deliciosa, las historias que cuenta mi hija duras y tristes pero le robo aprendizajes que se trajo de equipaje y que espero la acompañen por el resto de su vida....
Ellos no querían nada de lo que yo tenía, ellos querían lo que yo era.
Pedían constantemente, pedían continuamente pero lo único que pedían era afecto y cariño.
Llegué llena de prejuicios y algo asustada pero solo me bastaron cinco minutos para quererlos y me va a costar el resto de mi vida olvidarlos.
En pocas, muy pocas ocasiones he sido tan feliz y me he sentido tan útil y necesaria.
Así que a partir de ahora, la quiche se ha llenado no solo de berenjenas... Seguro que cada vez que la cocine recordaré esa carita dulce que aún hoy en su adolescencia la acompaña, contándonos entusiasmada todo lo que había vivido, eso sí con los ojitos chiquititos de llorar por dejar atrás a aquellos niños a los que jamás olvidará y serán algo suyo para siempre.
1 Masa Brisa fresca (me encanta la de Mercadona, pero me han dicho que la de Lidl está estupenda)
1 Berenjena grande
2 Tomates maduros también grandes
150 ml Nata para cocinar
150 grs. de Queso rallado (en este caso he usado Gouda pero el Emental queda genial)
Aceite de Oliva
2 dientes de Ajo
Sal y Pimienta
Unas hojas de albahaca fresca
Las quiches no tienen ningún secreto, menos aún si la masa las compras fresca en el supermercado pero si que es verdad que nos dan la oportunidad de ser creativos, su relleno puede ser tan ilimitado como la imaginación del que las cocine, tan agradecidos como para poner en valor las sobras de otros días o como cajón desastre de todo aquello que tenemos en la despensa o en frigo y no sabemos que hacer con ello.
Antes que nada, encenderemos el horno para que vaya cogiendo temperatura. 200º arriba y abajo (lo mismo da con o sin ventilador, con ventilador se hará un poco antes).
Ahora, vamos partiendo la berenjena en pedazos cuadrados, del tamaño yema del dedo pulgar y como requisito indispensable, sumergiremos en leche la berenjena ya partida y echaremos un poco de sal. Con esto la berenjena soltará todo su amargor.
Ahora también y al mismo tamaño picaremos los tomates y reservamos.
Mientras dejamos las berenjenas en remojo, vamos picando muy menudo los dientes de ajo y los salteamos, sin que lleguen a quemarse (cuidado porque se doran en seguida) y una vez ya estén, incorporamos los tomates picados, escurrimos las berenjenas y también las volcamos y vamos dejando que se poche todo junto, como unos 10 minutos a fuego medio.
Cuando veamos que el tomate empieza a deshacerse y la berenjena empieza a estar blandita, echaremos los 150 ml de nata, la sal y la pimienta al gusto y dejaremos al fuego (temperatura media) unos 5 minutos más.
Mientras termina de mezclarse la nata con el resto de ingredientes, sacaremos la masa brisa de su envoltorio, si la preferimos más fina, podemos pasarle un par de veces el rodillo. Lo que si que es indispensable, en pincharla con un tenedor para que la masa no se infle al hornearse (importante pinchar los bordes)
La colocaremos, con el papel vegetal debajo, en el molde de horno (redondo) y volcaremos todo el contenido de nuestra quiche dentro.
Ahora picaremos el queso elegido y cubriremos por encima nuestra quiche y a hornear a 200º arriba y abajo, unos quince minutos (cada horno es diferente) o hasta que veamos el queso bien fundido.
Si son como yo, les aconsejo que al sacarlo del horno, le piquen por encima unas hojitas de albahaca, incrementan la explosión de sabor de la quiche calentita cuando le das un mordisco...
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