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Comer cinco veces al día para 'acelerar el metabolismo' y evitar el hambre, detente un momento. ¿Y si te dijera que esta recomendación podría estar haciéndole más daño que bien a tu cuerpo? Hoy debo desmontar uno de los mitos nutricionales más extendidos y te explico por qué darle descansos a tu sistema digestivo podría ser la clave para mejorar tu salud en todos los aspectos.
La idea de comer múltiples veces al día se popularizó con la promesa de mantener el metabolismo «activo» y evitar el catabolismo muscular. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que la tasa metabólica basal no cambia significativamente si comes cinco veces o tres veces al día. El gasto energético total depende más de la cantidad y calidad de los alimentos que consumes que de la frecuencia con que los ingieres.
Básicamente, esto significa que no importa si comes como un pajarito cinco veces al día o como un león tres veces, al final tu cuerpo quema lo mismo. Así que no te estreses contando comidas, mejor preocúpate más de lo que tienes en el plato y cómo tu cuerpo lo procesa.
Cada vez que comes, tu sistema digestivo entra en acción, liberando enzimas y ácidos para descomponer los alimentos. Sin embargo, si estás comiendo cada pocas horas, tu cuerpo no tiene tiempo suficiente para completar la digestón y desintoxicación adecuadamente. Esto puede llevar a problemas como inflamación, mala absorción de nutrientes, obesidad e incluso resistencia a la insulina.
Nuestro organismo está diseñado para alternar entre fases de alimentación y ayuno. Durante el ayuno (aunque sea de unas pocas horas), se activan procesos de reparación celular y regeneración conocidos como autofagia, que ayudan a eliminar toxinas y mejorar el funcionamiento celular.
¿Menos comidas, más Beneficios?
Reducir la frecuencia de las comidas y permitir periodos de descanso digestivo puede traer grandes beneficios:
Mejor regulación del hambre y saciedad: comer con menos frecuencia pero con comidas bien equilibradas ayuda a estabilizar los niveles de glucosa y reducir antojos.
Mejor absorción de nutrientes: un sistema digestivo menos saturado trabaja más eficientemente.
Optimización de la energía: menos picos de insulina significan menos caídas de energía a lo largo del día.
Posible prolongación de la vida: estudios sobre ayuno intermitente han demostrado que los periodos sin ingesta de alimentos pueden mejorar la longevidad y reducir el riesgo de enfermedades metabólicas.
No se trata de pasar hambre, sino de escuchar a tu cuerpo. Algunas estrategias incluyen:
• Reducir la frecuencia de comidas de forma progresiva, asegurándote de que cada comida sea completa y saciante. Pero no te llenes de carbohidratos simples, llénate de alimentos densos de nutrientes.
• Incorporar ayunos intermitentes, como el método 16/8 (16 horas de ayuno y 8 horas de alimentación).
• Elegir alimentos densos en nutrientes que te mantengan saciado por más tiempo, como proteínas de calidad, grasas saludables y fibra prebiótica.
• Evitar el picoteo constante, ya que interrumpe los ciclos naturales del cuerpo.
Las 5 comidas al día no son una regla universal ni una necesidad biológica. Mi recomendación es que aprendas a escuchar tu cuerpo y no a los mitos. Cada persona es diferente, pero darle a tu sistema digestivo el tiempo necesario para hacer su trabajo puede ser una estrategia poderosa para mejorar tu salud.
En mi caso, con dos comidas bien potentes al día y un buen chute de ejercicio casi a diario, me siento como un cohete, con energía, sin antojos y con una salud de hierro. Así que ya sabes, no se trata de contar comidas, sino de darle a tu cuerpo lo que realmente necesita.
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