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Ana, hija de cordobeses y nacida en Santa Cruz de Tenerife, Ancor, hijo de arquitecto y nacido en Las Palmas de Gran Canaria, ambos licenciados en Arquitectura por la ULPGC con 18 años de profesión a sus espaldas y, todo esto, según nos cuenta Ancor, surgió como un amor a primera vista, «me enamoré de Ana desde que la vi por primera vez».
25 años de relación de una pareja donde la complicidad es más que manifiesta porque solo con reparar en cómo se miran, se nota que no les hacen falta las palabras.
Empezaron y terminaron juntos la carrera y un Erasmus a Italia les volcó las preferencias y los llevo a mirar el mundo, la estética y la belleza desde otro prisma «aquel viaje fue totalmente disruptivo».
«Aquel viaje también fue tránsito a través de todo lo aprendido, la belleza de lo clásico, de lo que siempre permanece, romper con tecnicismos para dar espacio a la estética», en resumen, como ellos cuentan, sentir la arquitectura a otra escala.
Al regreso, todas las ansias y las ganas estaban puestas en el resto del mundo, en viajar, en soñar despiertos, en conocer la magia de cada lugar, pero el destino les cambió los planes y se quedaron en la isla natal de Ancor por la salud de su padre.
Al poco fallece y, Ana nos cuenta que, el despacho de su suegro les sirvió como red de seguridad y, a partir de ahí, aprendizaje constante, crisis económicas con especial ensañamiento en el sector de ambos y aquel germen y aquella transformación, latiendo y queriendo salir al mundo.
En esas circunstancias y, con todo por hacer, encuentran un nicho que empezará a marcar líneas en su estilo y sello. Ancor nos cuenta que, «hasta en las épocas de crisis, la gastronomía es algo que siempre funciona y nosotros nunca hemos renunciado a proyectos por muy pequeños que fueran». Y arrancan, sin pretenderlo, porque ambos son alérgicos al hedonismo, una nueva forma de concebir los restaurantes más bonitos que existen en Gran Canaria. Prueba de ello, las hamburgueserías de 200 gramos, La Fábrica del Teatro o Manso.
Hoy por hoy, pueden presumir y no lo hacen, de realizar proyectos, tanto de arquitectura como de diseño de interiorismo y todos y cada uno con idéntico sello: la belleza, la adaptación al espacio, al uso y a quienes lo habitan.
De ellos y de sus proyectos, sean del calibre que sean, se dice que son los más bonitos y espectaculares que hoy por hoy se realizan en Gran Canaria y más allá y, ante esta consigna ellos responden que lo que más les satisface es el reconocimiento de sus clientes.
De aquel viaje, de aquellos primeros proyectos vinculados a la gastronomía y de todo lo que ha venido después y, que sigue viniendo porque desde diciembre emprenden un nuevo proyecto, MOBA consultants, dedicada al asesoramiento inmobiliario cualificado, dejando de manifiesto, una vez más, que hay otra forma de hacer las cosas, desde el equilibrio, desde la estética, desde la necesidad y la adaptación, y una vez más, con la ilusión como material indispensable.
Desde la mirada de ambos, especial y única, damos un paseo por Gran Canaria y los lugares donde ambos encuentran el equilibrio perfecto entre gastronomía y estética, indispensables para ellos y para disfrutar de la isla que, sin pretenderlo, han ayudado a embellecer.
Responden al unísono para decirnos que desayunan en casa y también nos cuentan lo que desayunan: una tosta de pan de Tarei con aguacate de cultivo ecológico de la Finca La Angostura. Además, los fines de semana la acompañan con un huevo poché, también ecológico.
Pero si el día se tercia y surge, los podremos encontrar en La Flecha con alguna de ya más que populares propuestas o con un pincho de la tortilla más famosa de la isla, la del Midway.
Lo que si que Ancor no perdona cuando sale hacia el sur, sea el día de la semana que sea, un bocadillo de pata del Yazmina y no duda en añadirle queso tierno.
El Amaki es su local de referencia donde ambos destacan lo mucho que les gusta y repiten clásico en la zona, el Midway también para un almuerzo en el que tampoco falta el pincho, pero igual de indispensable, su ensaladilla rusa.
Si salen de su radio de acción, tienen muy claro el destino, Barracuda y el pescado fresco del día. Un lugar, además de bonito, ubicado en un enclave privilegiado, donde su cocina es más que destacable y deliciosa.
Si seguimos bordeando costa hasta llegar al Paseo de Las Canteras, la parada obligada es Madre del Amor Hermoso, otro local que siempre cumple, de manera notoria, con las expectativas y, para ambos, el mejor lugar en el que disfrutar de este enclave único de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
Y no quieren cerrar este apartado sin dejarse atrás de dos locales, que podemos calificar de clásicos y que, para ambos, son infalibles. El primero de ellos, el Bentayga donde nos cuentan que se está comiendo muy buena carne. Y el segundo, donde también disfrutan de entorno y belleza, acompañados siempre de un buen solomillo del Bodegón Vandama.
Cuando el cuerpo pide tradición y cuchara, la encuentran en Los Siete Lagares donde nos recomienda que no perdamos de vista sus carajacas y sus caracoles.
La Enoteca El Zarcillo, nos cuenta Ana «es jugar en casa» y siempre se dejan guiar por sus fuera de carta, aunque se les hace muy difícil no pedirse unas milhojas de berenjenas. Y se lo que sea, siempre acompañado de un buen vino.
Otro lugar que no ha cambiado nada desde que abrió y tras su reapertura, es el Qué Leche!niguiris de arroz a la cubana que nadie debería perdérselos. Y, por supuesto, sin olvidar el encanto propio del local, porque tanto para Ana como para Ancor, la estética del lugar siempre formará parte indispensable de la experiencia gastronómica.
Cuando otros buscan el norte, ellos van hacia el sur para disfrutar de tres restaurantes que definen como indispensables en su ruta por Gran Canaria.
El primero, Nihao Restaurante, donde Ancor, con énfasis, nos lo define en una sola palabra: espectacular. Un restaurante de especialidad asiática, ubicado en el Hotel Lopesan Costa Meloneras. Platos únicos, en un entorno sencillamente maravilloso, «en toda Gran Canaria, no hay nada igual».
Con cariño hablan también del restaurante La Palmera Sur y destacan tres platos que jamás perdonan cuando acuden: las berenjenas, el bocata de calamares y los niguiris de ensalada César.
Y como broche de oro y cierre, porque cuando acuden lo pasan pipa, el Café del Mar en el bulevar del paseo de Meloneras. «Un lugar único donde comes mejor que bien y te diviertes siempre que acudes».
Ancor es muy fan del bar Carlichi en Las Palmas de Gran Canaria porque pocos pueden presumir de tener cientos de referencias, servirlas como debe ser y en un local que desprenden mucha personalidad.
Ana, es más de coctelería y nos cuenta un secreto, en Kabuki Gran Canaria, los preparan de cine.
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