Abascal rentabiliza los ataques del resto

«¿Sabes usted cuántos agricultores hay en España?», le había preguntado Díaz al líder de Vox en el primer bloque. «Dígamelo usted, que no he venido a un examen», replicó él, incómodo. También le acusó de «venir de un chiringuito». Se iba dibujando como el enemigo a batir para sus dos oponentes, que se llamaban por el nombre de pila y optaron por igualar a Abascal con un Feijóo ausente: «PP y Vox están de acuerdo». Se rió el político de extrema derecha cuando Sánchez aseguró que «a Feijóo le avergüenza venir con su socio».

El candidato del PSOE y la de Sumar llevaron a la palestra las contradicciones de la extrema derecha sobre el cambio climático y «el negacionismo». Cuando Díaz le acusó de votar con «Bildu la reforma laboral», Sánchez lo aplaudió. Abascal, aunque poco resuelto en sus respuestas, aprovechó esos ataques del resto, al alimón, para mostrarse como el diferente ante «los que están en el Gobierno».

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«¿Qué es una mujer para ustedes? ¿Un hombre que se autopercibe mujer?», cuestionó el líder de Vox. Caricaturizó: «¿A qué esperan, a que se maquille un violador?». Abascal hizo bandera de su lucha «contra la ideología de género» –usó una vez la expresión violencia machista– y criticó «los tribunales de excepción para hombres» mientras Díaz le advirtió que «no se ría de las mujeres». Él respondió que «defiendo a mi hija, a mi madre y a todas las mujeres».