Sánchez y Díaz luchan contra una sangría que engorde al BNG sin conseguir el cambio

En el PSdeG no son optimistas. Ya hace cuatro años fueron víctimas de una fuga de votos que catapultó la candidatura liderada por Ana Pontón desde los seis a los 19 escaños, los dejó en los huesos y no sirvió para destronar al entonces presidente Alberto Núñez Feijóo. Ahora, todo indica que ni siquiera retendrán los 14 escaños actuales, su suelo histórico.

Sánchez, sin embargo, se ha hecho un nombre luchando contra encuestas y escenarios adversos y ayer en Santiago, como la víspera en La Coruña, instó a aquellos que le dieron la confianza el 23 de julio a volver a coger la papeleta socialista apostando por su candidato, José Ramón Gómez Besteiro. «Si ese medio millón de personas votan socialista, a partir del domingo habrá un Gobierno aquí como el de toda España, centrado en el empleo, las conquistas sociales y la convivencia», dijo el jefe del Ejecutivo.

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El desembarco de dirigentes nacionales y ministros en los últimos días ha sido constante. Y también lo ha sido la presencia del expresiente José Luis Rodríguez Zapatero, encantado en el papel de talismán socialista ganado a pulso en los comicios del 23 de julio. En Ferraz insisten en que si los votantes progresistas –no solo los suyos, sino todos– se movilizan en la misma medida que en las pasadas generales, en las que el bloque de la izquierda sumó unas 100.000 papeletas más que el PP, el cambio está asegurado. Pero también reconocen que la división de la izquierda les puede penalizar. «Concentremos todo el voto del cambio en el partido que sabe gobernar el cambio; esa es la utilidad del voto», volvió a clamar ayer Sánchez.

Que su marca autonómica sigue desangrándose es una obviedad que nadie niega. Pero si, aunque sea desde una posición gregaria y como socio minoritario de una eventual coalición o mediante apoyo externo del BNG, puede hacer que la alternancia se abra camino, el varapalo para Feijóo enmascarará lo que los propios socialistas gallegos asumen que será un mal resultado. Otro más.

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La dirección nacional sostiene que la frontera entre una jornada de luto y una de celebración está en un pañuelo. «En A Coruña menos de mil votos harían perder un diputado a Feijóo. Pontevedra está en cifras muy parecidas y lo mismo pasa en Lugo, donde la distancia es aún menor. En Ourense todo está abierto y el PSdG podría dar la sorpresa. Depende de ti», animaba ayer a sus militantes el editorial de 'El socialista', el periódico digital de la formación.

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Sumar lo tiene aún más complicado. Las encuestas más optimistas otorgan una horquilla de entre cero y dos escaños a la candidatura que encabeza Marta Lois. Frustrado el preacuerdo que habían firmado con Podemos, la fragmentación en el espacio político ha rebajado las expectativas de los de Yolanda Díaz, que encara una cita crítica en su propia casa. Han pasado de reivindicarse como actores principales del cambio en Galicia a apostar sin complejos por un tripartito con el BNG y el PSOE. «Nos estamos jugando dos escaños que son los que pueden expulsar al PP de la Xunta», defendió Díaz en el mitin de cierre de campaña en Santiago de Compostela.