Sánchez presume de «zurdo» y agita el 9-J como un plebiscito contra «la internacional ultraderechista»

El dirigente socialista, que no se refirió en ningún momento a la ley de amnistía ni a Cataluña –salvo para presumir del triunfo de Salvador Illa el 12-M–, presumió del término «zurdo», una metáfora de los votantes de partidos de izquierda que ha popularizado, de forma despectiva, el presidente de Argentina, Javier Milei, cuya intervención en un mitin de Vox celebrado en Madrid hace dos semanas se saldó con la retirada por parte de España de su embajadora en Buenos Aires, después de que este llamara «corrupta» a la esposa de Sánchez, Begoña Gómez.

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«Ahora nos llaman despectivamente zurdos. Como si ser progresista fuera un insulto. Estamos muy orgullosos de ser progresistas porque con la mano izquierda hemos levantado el estado del bienestar; con mano izquierda logramos 140.000 millones de euros que nos están permitiendo crecer, reindustrializar España y crear empleo; y con la mano izquierda trabajamos por la paz en Ucrania y en Palestina», señaló el jefe del Ejecutivo durante el mitin, en el que estaba acompañado por dos ministros vallisoletanos de su Gobierno:Óscar Puente (Transportes) y Ana Redondo (Igualdad).

En ese punto, el presidente se detuvo especialmente en Milei para calificar de «gran falacia» su afirmación pronunciada en Madrid que «la justicia social es una aberración». Para el líder socialista, señaló, «la justicia social es el basamento de la convivencia, del desarrollo económico y de la redistribución de la riqueza». Por ello advirtió de la necesidad de «ser conscientes de lo que nos jugamos». «Quiero que llegue el 9 de julio para darme el gustazo de ganar a los ultraderechistas de PP y Vox», insistió el secretario general del PSOE.

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En esa línea, reivindicó la «respuesta social» que a su juicio ha dado la Unión Europea a las últimas crisis del covid y la guerra de Ucrania. Una política, señaló, que contrapone con la aplicada por los «hombres de negro con sus tijeras» y los recortes de la crisis financiera de hace una década. «Yo no quiero más hombres de negro con sus tijeras y sus motosierras, yo quiero hombres y mujeres progresistas como Pepe Borrell, como Nadia Calviño o como Teresa Ribera», insistió.