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Hablar con Deirdre McCloskey es sumergirse en una conversación que desafía convenciones. La economista, historiadora y pensadora americana, ha estado varias veces en las quinielas para recibir el Premio Nobel de Economía, será investida Honoris Causa por la Universidad de las Hespérides.
-Usted, en su trayectoria, ha pasado de un posicionamiento económico basado en el marxismo a una ideología que se sustenta en el liberalismo. ¿Cómo se da un cambio tan radical?
-Siempre me hacen esta pregunta, y mi única respuesta es que fue un proceso muy lento y gradual. Yo empecé siendo una socialista, y luego solo miré gradualmente la evidencia.
-Entre ambas teorías económicas, ¿cuál considera que es la más justa con el individuo?
-Bueno creo que es falso eso de que el socialismo lleve a la seguridad. La mejor seguridad es estar muy lejos. Y eso se logra a través de la innovación, no de la inversión, no del imperialismo o de explotación, sino a través de nuevas ideas. Lo que da esa prosperidad y ese bienestar son las ideas, no es la inversión ni tampoco el Estado. Lo importante es que haya libertad para que esas ideas puedan suceder.
-Actualmente vivimos unos tiempos convulsos en lo político, en lo económico y en lo social. ¿Cree usted que cualquier tiempo pasado fue mejor?
-No, no lo creo. Mire, en estas islas, en generaciones pasadas, todos eran pobres. Es por eso que muchos canarios emigraron y poblaron otros territorios como Nueva Orleans, en Estados Unidos. O también, a Venezuela. Se dio de manera masiva. Pero ahora, ya no es necesario. Y eso nos muestra que las cosas están mucho mejor ahora que en esos años pasados.
-En el panorama internacional, Donald Trump ha irrumpido con fuerza y ha sacudido el orden preestablecido hasta ahora. ¿Cree que cumplirá todo lo que promete?
-Donald Trump es un fascista. Pero uno teórico, él no tiene ideas propias, no es un hombre que piense. Pero el problema es que a su alrededor si los hay. Estos son los fascistas convencidos y teóricos que tienen mucho peligro. Como es el caso de Stephen Miller. Debemos luchar esas ideas.
-En los últimos tiempos la política arancelaria de la administración Trump ha generado un cierto revuelo. ¿Qué consecuencias cree que puede llegar a tener este tipo de mecanismos arancelarios?
-Si las tarifas eran buenas para Estados Unidos, o para la Unión Europea, ¿por qué no poner tarifas grandes alrededor de las Islas Canarias? Eso sería bueno. Así puedes hacer tu propia cámara, hacer tu propio ordenador, hacer tus propios zapatos. Puedes ver que es estúpido. Y eso es lo que la gente no entiende. Dicen, bueno, esto me protege, pero luego esa decisión le duele a todos los demás.
-En las últimas semanas se ha evidenciado un choque entre la administración Trump y la Unión Europa. ¿Cree que las relaciones podrán reconducirse o permanecerán tensas durante su mandato?
-Bueno, en Estados Unidos tenemos elecciones cada dos años. Trump hará cosas tan estúpidas, como ser amigo de Vladimir Putin, o imponer tarifas que son una auténtica locura, que dará como resultado que en las siguientes elecciones para el Congreso las pierdas. Así que en menos de dos años, al menos la Cámara Baja, será tomada por los demócratas. Pero mientras tanto puede hacer mucho daño.
-¿A qué atribuye esta confrontación y la actitud de desdén hacia el viejo continente?
-Es una buena pregunta, Trump no tiene ninguna teoría. Creen que los europeos están aprovechando los Estados Unidos. Es decir, nosotros pagamos y ellos tienen la seguridad. Eso es lo que piensan.
-En su trilogía sobre la burguesía, argumenta que la libertad y la retórica de la dignidad fueron clave para el desarrollo económico. ¿Creé que hoy estamos en riesgo de perder esas bases debido a la polarización ideológica y el auge de discursos populistas?
-Sí. El peligro real viene del gobierno. Da igual si es de izquierda, de derechas o de centro. Los gobiernos modernos son gigantescos y muy poderosos. No es solo que el populismo sea peligroso, que lo es, ya que es una versión del fascismo. Y de hecho el comunismo también es fascismo. Es el Estado como rey. Ese es el problema. Y no necesitamos reyes. Fuera. Ese fue el giro liberal. Y lo que es importante, teníamos igualdad de permiso. No hay igualdad de resultados. Que es socialismo. Sería fantástico si se pudiera hacer, pero no. En un grupo pequeño sí puede suceder. Pero entre una sociedad de 60 millones de personas eso no funciona.
-Otro tema clave es la política migratoria. Trump ha optado por medidas estrictas, mientras que en España y Europa se está adoptando una postura diferente. En Canarias, por ejemplo, enfrentamos un problema grave con la llegada masiva de cayucos desde África y contamos con escaso apoyo de Bruselas. A esto se suma que la sociedad se está volviendo más hostil hacia la inmigración, a pesar de que la economía necesita mano de obra y Europa envejece. ¿Cómo cree que se puede resolver esta paradoja?
-Lo que debería pasar, por supuesto, es recibir y permitir que trabajen. Esto es importantísimo. En Estados Unidos, es más difícil de controlar, así que muchos inmigrantes ilegales trabajan en agricultura y construcción. Y la estúpida política de Trump atacando a los inmigrantes que cree que daña la economía. Porque tal y como has dicho, necesitamos a esta gente. La idea de la inmigración es esencial para los Estados Unidos. Pero también lo es para Alemania, Francia o Brasil. Todos tienen una historia de aceptar a inmigrantes.
-Aterrizando en nuestro panorama político, ¿Qué opinión le merece el Gobierno de España?
-Lo que España necesita es un gobierno liberal, como el que hay en la Comunidad de Madrid. Entonces, España será un país libre. Se necesita menos regulación y más innovación. Es lo que ha funcionado durante dos siglos. Y ese es el camino a seguir
-La economía de España ha sido una de las que más ha crecido en Europa. ¿Es esto mérito de su gestión o simplemente responde a la dinámica del mercado, independientemente de quien ostente el poder en ese momento?
-Es cierto que ha habido un crecimiento económico en España. Pero si quieres ver un gran crecimiento económico, lo que debes hacer es desregular. Deben fijarse en Argentina que ha sido durante años el peor de los países libres. Bajo el mandato de Milei se está desregulando, y está funcionando. En lugar de estar siendo más pobre, está empezando a levantarse. Eso es la igualdad de permiso. Esto ya funcionó en China y en India.
-Para ir finalizando, el absentismo laboral y la baja productividad son dos de los principales problemas de la economía española y canaria. ¿Cómo se pueden abordar estos desafíos?
-El principal problema es que tengas las típicas leyes laborales europeas que hacen muy difícil despedir a la gente. Un país que conozco y quiero, Sudáfrica, cuando llegó la democracia, en el 94, introdujeron la legislación alemana laboral en un país muy pobre. Y el resultado fue que no se podía despedir a nadie. Nadie aparecía para trabajar porque no se le iba a echar. Es terrible. Es decir, lo que queda claro es que esta no es la manera para llegar al crecimiento económico.
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