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El turismo es el motor económico de Canarias, eso es innegable. En los últimos dos años se han registrado cifras de récord, con 16.706.543 turistas llegados a las islas el año 2023 y un cierre previsto para este año 2024 de unos 18 millones de turistas, lo que supone un aumento de más del 7%. Cifras abrumadoras que dan como resultado que el Producto Interior Bruto (PIB) del Archipiélago vinculado al turismo sea el 35%de la economía de las islas y los ingresos monetarios alcancen los 22.000 millones de euros.
Pero los trabajadores de la hostelería consideran que no hay un reparto justo de los beneficios, que sus condiciones laborales son muy duras, con jornadas que superan las 40 horas semanales y no se abonan las horas extra.
Por estos y otros motivos salieron este viernes a manifestarse frente a las sedes de las patronales turísticas canarias, convocados por la Federación de Servicios de CC OO. En total se calcula que asistieron unas mil personas a las protestas de Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura.
Alejandro Pérez Moreno, portavoz sindical, recuerda que «llevamos dos años de lucha», tiempo en el que a cuenta del turismo se han registrado «ingresos brutales» con una «llegada masiva de turistas». Por contra, «los trabajadores no llegamos a fin de mes».
En estos momentos «las negociaciones con la patronal son nulas, no hay conversaciones», asegura Pérez Moreno. Los trabajadores de la hostelería canaria cuentan en la actualidad con un convenio en vigor, al que le queda aún un año de recorrido. Pero reclaman que se abra una mesa de negociación. «Reivindicamos que se ajuste el convenio a la negociación colectiva al 2,75%, es lo mínimo, la gente no llega a fin de mes».
Desde las patronales de cada isla respetan el derecho a la movilización pero alegan que existe un convenio colectivo en vigor y que se cumple. No obstante, no se cierran, como reconoce Ashotel (Tenerife) hay disposición «a negociar y mejorar en la medida de llevar esa negociación a la mesa, que es la comisión negociadora del convenio».
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A su vez, desde CC OO dicen que «ahora mismo no nos ofrecen nada» y aclaran que aunque el convenio está vigente, siempre «se puede abrir y que se empiece la negociación» coincidiendo con el momento boyante que vive el sector pero que no redunda en ellos.
Entre las peticiones, una subida salarial del 2,75% «mínimo», aunque «no se trata solo de un tema salarial». Ante la dureza de las jornadas laborales que en muchos casos se alargan sin el pago de las correspondientes horas extra -17.600 horas extra no pagadas a la semana que afectan a 1.800 asalariados en ese periodo-, hay bajas médicas, señala Pérez Moreno, «que la patronal considera absentismo. No estamos de acuerdo. No estar en el puesto de trabajo debido a un permiso remunerado como una paternidad o una maternidad es un derecho» consolidado. Además, apunta, el discurso de que «no encuentran personal cualificado» en realidad obedece a que «no pagan a las personas cualificadas».
Como ejemplo de las duras jornadas de trabajo que se alargan «y no se pagan las horas extra, no se cotiza, no ingresa a la seguridad social», el portavoz de CC OO pone de ejemplo a las camareras de piso de los complejos hoteleros.
Y precisamente este viernes la representante de la Asociación Las Kellys de Canarias, Miriam Barros, preguntó a los diputados del Parlamento regional si recomendarían a un amigo o a un familiar que trabaje de camarero de piso para limpiar una media de 25 habitaciones al día, hacer más de 50 camas diariamente y empujar un carro que triplica su peso por 1.360 euros al mes. ¿A ustedes les parece atractivo el sector con estas condiciones? ¿Alguno de ustedes les diría un familiar o un amigo que se dedique a trabajar de camarera de piso?
¿A ustedes les parece atractivo el sector con estas condiciones? ¿Alguno de ustedes les diría un familiar o un amigo que se dedique a trabajar de camarera de piso?, inquirió la portavoz, que compareció en comisión parlamentaria para hablar de la situación de su sector.
«No hace falta que me respondan. Probablemente la respuesta sea que no. Y no les culpo. A mí tampoco se me ocurriría aconsejarle a nadie que trabajase como camarera de piso».
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