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La recuperación de Egipto y Turquía ha desatado una guerra turística interna en el archipiélago para intentar mantener la competitividad. Un sálvese quien pueda que está abriendo una importante brecha entre los cuatro grandes destinos insulares, una batalla en la que Fuerteventura es la que peor parada está saliendo.
El presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, presume de que «la fortaleza de este destino sigue intacta», frente a la situación turística «menos favorable de otras islas». Pero esta afirmación se derrumba al consultar las estadísticas oficiales. Es cierto que es la única que ha ganado visitantes y pernoctaciones en 2019, pero Alonso pasa por alto un detalle crucial: el desplome de precios de las camas en Tenerife ha provocado que la pérdida de facturación de sus alojamientos sea muy superior a la que sufre Gran Canaria, donde los hoteleros han bajado menos las tarifas.
Es, de hecho, la isla redonda, la única en la que apenas ha caído el negocio turístico pese al descenso más acusado de las pernoctaciones y ocupaciones que en Tenerife o Lanzarote.
En el otro lado de la balanza, Fuerteventura sufre más que ninguna otra la regresión turística. Y Lanzarote, en medio, trata de contener como puede la también importante hemorragia de ingresos.
Las diferencias son claras cuando se comparan las pernoctaciones hoteleras, uno de los principales indicadores de la salud de un destino. Y es especialmente preocupante el desplome en Fuerteventura, que en el primer trimestre de este año ha perdido prácticamente 440.000 pernoctaciones, un 15% menos respecto al mismo periodo de 2018, según los datos del INE.
Frente a este escenario «dramático» –la expresión es la utilizada por varios hoteleros–, Tenerife se ha permitido el lujo de ganar cerca de 150.000 pernoctaciones respecto al inicio de 2018, lo que implica un aumento de un 2,5% interanual.
La caída de las estancias se queda en el 3,2% en Lanzarote, con 81.717 pernoctaciones menos.
Y Gran Canaria también nota el retroceso: en el primer trimestre acumula casi 280.000 pernoctaciones menos que un año antes, lo que implica un descenso de un 5,6% interanual.
Pero los hoteleros grancanarios dejan caer que Tenerife está pagando un alto precio para ganar turistas y evitar la caída de las estancias. Su estrategia, aseguran, se basa en una importante bajada de precios con las que ocupar la mayor oferta hotelera del archipiélago. Y las estadísticas lo confirman claramente.
En los tres primeros meses del año, los alojamientos tinerfeños (hoteles y apartamentos) acumulan unos ingresos de 430 millones de euros, 17 millones menos que en el primer trimestre de 2018, es decir, un 4% menos. Frente a este importante descenso de la facturación, en Gran Canaria, el impacto en el negocio ha sido mínimo, de momento. En esta isla, los alojamientos han perdido solo un 0,8% de ingresos: los cerca de 360 millones de euros que han facturado en el trimestre significan 2,9 millones menos que un año antes.
Fuerteventura es el destino insular donde más ha caído el negocio: en tres meses han descendido casi un 12%, hasta quedarse en 155 millones de euros, 18,5 millones de euros menos que en el primer trimestre de 2018. Los empresarios turísticos locales consultados reconocen estar «en shock» ante el desplome, aunque confían que la tendencia mejore a partir de julio.
En términos porcentuales, Lanzarote es la segunda isla, tras Fuerteventura, donde más cae la facturación turística: su oferta alojativa ha ingresado entre enero y marzo casi 178 millones de euros, 14,7 millones menos (-8,2%).
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