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— Rodritol cumplirá 50 años de vida en 2019 y es hoy una de las empresas más potentes del Puerto dedicada a la reparación y mantenimiento del sector industrial y naval. ¿Dónde está su origen?
— Yo llegué a Canarias en 1967 y en el año 1969 fundé Rodritol. Tras estudiar en la Universidad Laboral de Gijón y trabajando en Oviedo en Obras Públicas me destinaron a Canarias a hacer el montaje de la central eléctrica. Estando aquí hubo una serie de averías en la fábrica de cementos de Arguineguín, requirieron nuestros servicios y fui yo. Hice las reparaciones y terminando casi la obra conocí a la que es mi mujer, mi compañera de fatigas, y fue entre sus padres y ella los que me animaron a montar una empresa de reparaciones eléctricas industriales. Me llamaban de varias empresas, como la Base Naval, de la central de Unelco en la Cícer... y viendo esto, me animaron a montar la empresa. Y ese fue el motivo de la fundación de Rodritol. En los inicios tuvimos tres clientes: la Base Naval, la cementera de Arguineguín y Trasmediterránea, que aún hoy siguen trabajando con nosotros.
— ¿Cómo fue el paso de empresa de mantenimiento eléctrico industrial a reparación naval?
— Tenía los conocimientos básicos de la energía eléctrica. Eso y con formación fuí montando la empresa. Yo empecé en un bajo, en un local de cuatro por cuatro en la calle Valencia. Hoy atendemos a esos dos segmentos básicamente: el industrial y el naval. En lo que respecta al primero tenemos grandes compañías de Canarias como las potabilizadoras de Emalsa y Canaragua, a la aerolínea Binter, a Endesa y a la cementera de Arguineguín. En cuanto a la parte naval, atendemos a navieras como Armas, Boluda, al Ministerio de Defensa... Hemos trabajado duro para conseguirlo.
— Y ahora que ve lo que ha creado, que es un gran grupo integrado por cinco empresas y con una facturación anual de casi 20 millones de euros y 140 trabajadores ¿qué siente?
— Pues, me siento orgulloso. Han sido años de mucho trabajo. Ahora tenemos la matriz que es Rodritol y cuatro empresas filiales: Rofer (que es comercial de material eléctrico); Rolnautic (comercial de material náutico); Rolnautic Varadero, que es el centro de reparaciones de yates y desde hace cuatro años, Peyman, que está en Tenerife y que también se dedica a reparaciones navales y mantenimientos industriales.
— Imagino que los inicios no fueran fáciles.
— Los principios fueron muy duros porque entonces uno de los principales hándicap que había era el transporte. Por eso precisamente creé Rofer porque tenía que tener muchos repuestos y tenerlos en Rodritol. Muchas veces otras empresas me pedían repuestos de los que tenía y pensé, para qué los voy a tener en Rodritol almacenados si puedo crear una comercial y la generé para tener venta de material eléctrico. A medida que iban surgiendo necesidades crecía la empresa. Hemos evolucionado con los tiempos. Hemos detectado demandas y las hemos cubierto siempre mirando hacia afuera porque las novedades no están en Canarias.
— Hasta que plantearon crear el taller de megayates de La Luz y toparon con el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que aún no les ha dado la licencia municipal, ¿no?
— Exactamente. Estamos pendientes de que el Ayuntamiento nos dé la licencia de construcción. Está paralizado por la burocracia del Ayuntamiento de la capital que parece que no le interesa generar empleo.
— ¿Tendrá que esperar este proyecto a la próxima legislatura?
— Eso creemos. El retraso nos ha hecho mucho daño porque cuando ganamos el concurso de la Autoridad Portuaria, en 2017, fuimos a ferias y salones náuticos y hablamos de nuestro proyecto. Fue muy bien acogido pero fue una metedura de pata porque dimos por hecho que los plazos se cumplirían y en un año estaría operativo. Se generó demanda de atraques y reparaciones de grandes megayates y al final, tuvimos que decir que no a los clientes. Nosotros hemos hecho ya mucha inversión en estudios, proyectos, maquinaría que hemos ido a ver... Hemos viajado incluso a Estados Unidos viendo máquinas y varaderos para hacer un proyecto bonito como hay en otros partes del mundo pero aquí siguen dudando sobre la zona donde se ubica. Yo le diría al Ayuntamiento que fuera a Mallorca, donde el taller de megayates está debajo de la catedral y hay que ver la riqueza que da. En empleos directos se pueden generar hasta 30 y luego están los indirectos. En picos de trabajo, puede haber hasta 80 persona trabajando. Ese taller tiene una gran demanda. Nosotros en el varadero de Rolnautic tenemos lista de espera de tres y cuatro meses.
— ¿Tiene algún proyecto futuro en mente además del taller de megayates porque a un espirítu emprendedor es difícil pararlo?
— Una vez que culmine eso me retiro totalmente. Se lo dejo a la segunda generación y que sean ellos los que sigan investigando e innovando y yo me jubilo que ya tengo 74 años.
— ¿En qué momento se encuentra, desde su punto de vista, el puerto de Las Palmas? ¿Tiene potencial para seguir creciendo?
— El puerto de La Luz y de Las Palmas yo siempre lo he visto como un gran surtidor en el Atlántico. Por aquí pasan todo tipo de barcos. Está en medio de todo el tráfico entre América, Europa y África. En cuanto al puerto tengo que alabar la labor que hizo el anterior presidente Luis Ibarra en su transformación. Apostó por las plataformas, que ha dejado mucho dinero en Canarias aunque ahora no pase su mejor momento y los cruceros. El nuevo presidente, Juan José Cardona, sigue en la misma línea.
— ¿Por qué deciden dar el paso a la isla de Tenerife?
— En Tenerife empezamos casi de cero y hoy tenemos mucho trabajo. Allí, nuestra especialidad escaseaba y teníamos que ir con mucha frecuencia a hacer reparaciones y nos suponía unos grandes costes. Por eso decidimos entrar en Tenerife. Compramos la empresa Peyman, que ya estaba operando. Invertimos más de cinco millones de euros y hacemos reparación naval en general y en mantenimiento industrial eléctrico, como desaladoras, entre otras cosas.
— Y el problema de Canarias en su sector: la dificultad para encontrar mano de obra cualificada, ¿no?
— Ahí si hay un vacío importante. Desgraciadamente no hay una bolsa de trabajo para recurrir a ella con facilidad. Nosotros tenemos un centro de formación y estamos intentando impulsarlo. El sector requiere de mano de obra cualificada y formada y encontrarla aquí es complicado. Debemos hacer un esfuerzo entre todos para acabar con esta problemática.
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